¿Celos de Israel?
Romanos 11:11-12: 11 Digo entonces: ¿Acaso tropezaron para caer? ¡De ningún modo! Pero por su transgresión ha venido la salvación a los gentiles, para causarles celos. 12 Y si su transgresión es riqueza para el mundo, y su fracaso es riqueza para los gentiles, ¡cuánto más será su plenitud!
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En el v. 11, el "tropezaron" hace referencia a los
israelitas que aún no han recibido a Cristo, quienes fueron endurecidos como
resultado de ello (v. 7). Estos son "los demás" en el v. 7,
distinguidos de los "escogidos" en el v. 7—el remanente escogido por
gracia al que se hace referencia en el v. 5. Esta porción incrédula de Israel
ha tropezado, una imagen tratada anteriormente en 9:33 con una cita de
Isaías 8:14 y 28:16. La piedra que Dios puso delante de Israel fue Jesús, con
quien Israel tropezó cuando lo rechazaron como Mesías. El punto de Pablo, sin
embargo, es que aunque tropezaron, no "cayeron".
"Tropezar" (gr. ptaiō) es saltarse un paso; pecar. Pero
"caer" (gr. piptō) es sufrir una derrota; sufrir ruina. Israel
simplemente tropezó; no ha caído. Así que, aunque la mayoría de los judíos
rechazaron a Jesús, Dios todavía no ha terminado con ellos.
La buena noticia es que a través del tropiezo o
"transgresión" de Israel (gr. paraptōma), Dios ha traído a los
gentiles a Cristo, haciéndolo sin violar ninguna de Sus promesas a Israel. Dios
no ha abrogado Su pacto con los israelitas, porque Su llamado y dones son
irrevocables (11:29). Lo que Dios ha hecho, sin embargo, es usar las fallas de
Israel para bien (8:28), mientras salva al remanente elegido de entre la nación
más grande. Nada de esto califica como algún tipo de plan alternativo de parte
de Dios, porque Él habló a través de Moisés acerca de Israel: "Ellos me
han provocado a celo con lo que no es Dios; me han irritado con sus ídolos. Yo,
pues, los provocaré a celos con los que no son un pueblo; los irritaré con una
nación insensata" (Deut. 32:21). Esta es la razón por la que el v. 11 dice
que la salvación de los gentiles, recibiendo al Mesías judío, tiene el
propósito de “causarles celos” a Israel. Dado que Israel fracasó en hacer que
el mundo se pusiera celoso mostrando las bendiciones de Dios, Dios volteó la
tortilla y ahora está haciendo que Israel se ponga celoso al bendecir a los
cristianos.
Cuando Dios llamó a Abram, su intención era que Abram y sus
descendientes fueran Sus herramientas para llevar la salvación a los gentiles.
Dios le dijo: "en ti serán benditas todas las familias de la tierra"
(Gén. 12:3). Más tarde, a través de Moisés en el Monte Sinaí, Dios le reiteró a
Israel que ellos debían ser Sus embajadores espirituales ante el mundo, como "un
reino de sacerdotes y una nación santa" (Éx. 19:6). Por lo tanto,
Israel había de ser una luz para todas las naciones a que abrieran sus ojos a
la salvación que Dios les proporcionaría a través de Su Siervo (Cristo), por
consiguiente, a los gentiles (cf. Isa. 49:6).
Ahora bien, cuando Israel fracasó en su tarea de ser una luz
para el mundo, Dios convirtió su fracaso en "riqueza para los gentiles".
Porque después de que los cristianos judíos conversos fueron corridos de
Jerusalén, fueron a las naciones con el Evangelio, llevando a innumerables
gentiles a la salvación—un proceso que continúa incluso hoy. Pero esto no es lo
mejor que será. Porque lo que Dios originalmente planeó para Israel, Él lo cumplirá
cuando Israel reciba a su Mesías. Aunque las riquezas de la salvación han sido
otorgadas al mundo como resultado del fracaso de Israel, ¡cuán mayor será
cuando la plena inclusión de Israel se realice! Verdaderamente, su
estupor es solo temporal y está en las manos de Dios.
La idea de que la Iglesia gentil pusiera celosos a los judíos, aunque era el plan de Dios, ha fracasado en gran medida. Aunque muchos judíos han llegado a la fe en Jesús como el Mesías, la mayoría de los judíos a lo largo de la historia de la Iglesia solo han sido repelidos por cristianos. A pesar de que nosotros debíamos hacer brillar la luz de Jesucristo sobre el mundo y los judíos, casi desde el principio los que dicen ser cristianos no han sido más que obstáculos para Jesús. Desde el antisemitismo en la Iglesia, hasta las Cruzadas, a cristianos modernos que acogen la homosexualidad, el adulterio, el aborto, las pastoras, la ignorancia de las Escrituras, la matanza de las Escrituras, etc. Verdaderamente, ¿de qué puede estar celoso Israel hoy?