Injerto de gentiles
Romanos 11:16-18: 16 Y si el primer pedazo de masa es santo, también lo es toda la masa; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17 Pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo, 18 no seas arrogante para con las ramas; pero si eres arrogante, recuerda que tú no eres el que sustenta la raíz, sino que la raíz es la que te sustenta a ti.
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En los vv. 16-18, Pablo ilustra la verdad de que el tropiezo de Israel es
temporal, no permanente, y que el remanente de entre la nación será salvo.
Primero, el "primer pedazo de masa es santo" se refiere a una ofrenda
de cereal en la que un pedazo de masa es presentado a Dios a través de los
sacerdotes (Núm. 15:17-21), como las primicias de las cosechas ordenadas en
Levítico 19:24-25. Estas ofrendas debían ser tomadas de la parte de arriba, como
indicativo de lo mejor que Israel tenía para ofrecer a Dios. La muestra
representaba la cosecha completa y el cereal, y apuntaba a la bendición eterna
en la tierra que Dios había prometido a Israel. Las primicias de tales ofrendas
consagraban todo lo que representaban, ya fueran cosechas o cereales. El punto
de Pablo en el v. 16 estaba en consonancia con este principio del Antiguo
Testamento, es decir, que si el pedazo de masa ofrecido como primicias era santo,
entonces toda la masa era santa.
En segundo lugar, "raíz" es una referencia a los
patriarcas judíos (Abraham, Isaac, Jacob) que hicieron "santa" a toda
la nación. En particular, Filón (20 a. C. – 50 d. C.) habló sobre la raíz
de Israel, diciendo: "Ciertamente Abraham es en verdad el fundador de la
nación y de la raza, ya que de él, una raíz, brotó la joven planta llamada
Israel". Lo que Pablo está diciendo, por lo tanto, es que si Abraham—el
patriarca de la nación israelita—era santo, entonces la nación que brotó de sus
lomos es santa. Aquí, la palabra "santo" no significa apartado
para salvación, como en otras partes del Nuevo Testamento. Pablo lo usa
aquí para significar "apartado" para la atención especial de Dios
(cf. 1 Cor. 7:14).
A partir de la metáfora de la raíz, Pablo plantea la imagen de
un árbol enraizado con ramas, algunas de las cuales fueron desgajadas mientras
que otras permanecen. Además, habla de ramas provenientes de un olivo silvestre
que han sido injertadas en el olivo existente. Pablo usó el olivo para la ilustración
probablemente porque era el árbol más cultivado en todo Israel, y lo que es más
importante, el olivo representa a Israel en el Antiguo Testamento (Jer. 11:16;
Os. 14:5-6). En la ilustración, cada parte del árbol representa a grupos de personas
clave en la historia de la salvación. La raíz representa a los patriarcas de
Israel que fueron apartados para el propósito especial de Dios en la salvación
de Sus elegidos. Las ramas naturales son el pueblo judío que descendió
físicamente de esos patriarcas, y que fue fiel a Dios (cf. Heb. 11)—el
remanente escogido por gracia (11:5). Los brotes de olivo silvestre son
creyentes gentiles que son injertados en el olivo por la gracia de Dios, a
través de la fe. Pero las ramas que fueron desgajadas representan a judíos que
rechazaron voluntariamente a Cristo (es decir, fariseos, saduceos, escribas,
etc.).
Ahora bien, como los patriarcas eran "santos", así
también lo es el pueblo judío. Esto en sí mismo significa que el rechazo de la
nación israelita por parte de Dios no fue ni completo (Rom. 11:1-10) ni
definitivo (11:11-24). La nación entera es "santa" porque la raíz es
santa. En cuanto a los creyentes gentiles, ellos son coherederos con Abraham—la
raíz santa, el "padre de todos los que creen sin ser circuncidados, a fin
de que la justicia también a ellos les fuera imputada" (Rom. 4:11; cf. Gál.
3:16). Esto significa que los cristianos gentiles no tienen derecho a ser
arrogantes hacia los judíos, porque la raíz del judaísmo los sostiene/sustenta.
Además, Dios no ha terminado con Israel, sino que al final llevará a Su
remanente a la fe.
Algo para reflexionar
Cuando Dios llamó a la nación de Israel a ser una luz para
el mundo, se volvieron arrogantes. Creyendo falsamente que Dios solo los amaba
a ellos, odiaban a las naciones gentiles. Hoy en día, las naciones gentiles han
revertido esto y se han vuelto arrogantes hacia Israel, ¡algunos incluso
afirmando que Israel no significa nada! La verdad es que Israel es santo, y los
gentiles harían bien en respetarlos y amarlos.