Romanos 11:1-2a - Dios no ha rechazado a Israel, Parte 2
Dios no ha rechazado a Israel, Parte 2
Romanos 11:1-2a 1 Digo entonces: ¿Acaso ha desechado Dios a su pueblo? ¡De ningún modo! Porque yo también soy israelita, descendiente de Abraham, de la tribu de Benjamín. 2 Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con anterioridad.
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El rechazo de Dios a Israel no fue ni total ni definitivo. Lo que Dios prometió
a Israel, lo cumplirá a Su debido tiempo. Mientras tanto, Dios ha usado el
rechazo de Israel a Jesús como el Cristo, para difundir el Evangelio al mundo,
llevando a cabo la salvación de los gentiles. Pero a Israel no lo ha
"desechado" por completo (gr. apōtheō)—"hacer a un lado;
repudiar". En el Nuevo Testamento este verbo siempre se usa en la voz
media reflexiva, que indica hacer a un lado de uno mismo. Por lo tanto,
Pablo no está preguntando si Dios se ha negado a recibir a Su pueblo
Israel. Pero él sí está señalando que Israel ha rechazado a Dios. Dios
los recibiría, pero Israel como nación lo ha rechazado deliberadamente.
La respuesta que Pablo da a la pregunta de si Dios ha
rechazado a Su pueblo es: "¡De ningún modo!". Esta es la negación más
fuerte en el idioma griego, y es la forma en que Pablo dice lo absurda que es
tal idea. El profeta Samuel, más de mil años antes, dijo: "el Señor, a
causa de su gran nombre, no desamparará a su pueblo, pues el Señor se ha
complacido en haceros pueblo suyo" (1 Sam. 12:22). En las palabras de
David, en el Salmo 89, Dios dijo: "si violan mis estatutos y no guardan
mis mandamientos, entonces castigaré con vara su transgresión, y con azotes su
iniquidad. Pero no quitaré de él mi misericordia, ni obraré falsamente en mi
fidelidad. No quebrantaré mi pacto, ni cambiaré la palabra de mis labios. Una
vez he jurado por mi santidad; no mentiré a David. Su descendencia será para
siempre, y su trono como el sol delante de mí. Será establecido para siempre
como la luna, fiel testigo en el cielo" (89:31-37). Del mismo modo, el
Salmo 94:14 dice: "Porque el Señor no abandonará a su pueblo, ni
desamparará a su heredad".
Aunque Israel siempre ha rechazado a Dios, "Él vio su
angustia al escuchar su clamor; y por amor a ellos se acordó de su pacto, y se
arrepintió conforme a la grandeza de su misericordia" (Sal. 106:44-45).
Más tarde, cuando Israel regresó de 70 años de exilio en Babilonia, los levitas
hablaron al Señor en nombre de Israel, el cual se arrepintió como nación. Ellos
escribieron:
Pero fueron desobedientes y se rebelaron contra
ti, echaron tu ley a sus espaldas, mataron a tus profetas que los amonestaban
para que se volvieran a ti, y cometieron grandes blasfemias. Entonces los
entregaste en mano de sus enemigos, que los oprimieron, pero en el tiempo de su
angustia clamaron a ti, y tú escuchaste desde el cielo, y conforme a tu gran
compasión les diste libertadores que los libraron de mano de sus opresores (Neh.
9:26-27; cf. 28-30).