Romanos 11:2 - El conocimiento con anterioridad de Dios, Parte 2
El conocimiento con anterioridad de Dios, Parte 2
Romanos 11:2 Dios no ha desechado a su pueblo, al cual conoció con anterioridad.
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Puesto que Dios es omnisciente, conocedor de todas las cosas, Él tiene
presciencia (previo conocimiento) del futuro. Esto no significa simplemente que
Él conoce el futuro; significa que Él lo ha decretado. La presciencia de Dios
lo distingue así de todos los demás seres. Dios mismo dijo: "yo soy Dios,
y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el principio" (Isa.
46:9-10). De hecho, todas las profecías de la Biblia apuntan a Dios que conoce
todas las cosas, y hace que todas las cosas que ha decretado se cumplan.
Algunos señalan las ocasiones en la Biblia en las que Dios lamenta
una acción o se arrepiente. Pero estos casos solo revelan el dolor de Dios por
las acciones del hombre. Y cuando Dios se arrepiente, los únicos cambios que
ocurren se manifiestan en Sus relaciones y acciones con la humanidad. Pero ni
la naturaleza de Dios (Mal. 3:6), ni Su plan (Sal. 33:10-11), cambian jamás. Si
el arrepentimiento divino realmente señalara un cambio en los planes de Dios,
entonces Dios no podría conocer con certeza ni siquiera Sus propias acciones
futuras.
Algunos señalan a Génesis 22 como un ejemplo de cómo Dios
aprende—aumentando en conocimiento a través de las acciones de Abraham. Después
de que Abraham obedeció a Dios al llevar a su hijo Isaac para ser sacrificado
por mandato de Dios, Dios dijo: "ahora sé que temes a Dios" (Gén.
22:10-12). Pero dado que el término "sé" (heb. yada) puede
referirse a intimidad en las relaciones (cf. Gén. 4:1; 18:19), el ejemplo de
Abraham no habla de que Dios estaba aprendiendo acerca de Abraham, sino que
entró en una unión más profunda con él como resultado de la fe de Abraham en
estar dispuesto a ofrecer a su hijo Isaac.
Hay numerosos ejemplos de la presciencia de Dios en las
Escrituras. Dios verificó Su presciencia al comienzo de Su pacto con Abraham
(Gén. 12:3; Gál. 3:8). Además, en el éxodo de Egipto, Dios le dijo a Moisés,
antes de que Moisés siquiera se acercara a Faraón, que Faraón no liberaría a
Israel hasta que Dios golpeara a Egipto con plagas, incluyendo la muerte del
hijo de Faraón (Éx. 3:19-20; 4:21-23). Incluso en el Nuevo Testamento, en el
corazón del Evangelio, está la declaración de que la muerte y resurrección de
Cristo tuvo lugar "conforme a las Escrituras" (1 Cor. 15:3-4; cf. Hch.
2:23). Claramente, la presciencia de Dios está en el corazón del Evangelio (cf.
Rom. 8:28-30).
Dios conoce el futuro por una razón: Él lo decretó antes de
que comenzara el tiempo. Y Él ejecutará providencialmente Su decreto a Su
manera y en Su tiempo. De nuevo, note las palabras de Dios concernientes a Sí
mismo: "yo soy Dios, y no hay ninguno como yo, que declaro el fin desde el
principio y desde la antigüedad lo que no ha sido hecho. Yo digo: «Mi propósito
será establecido, y todo lo que quiero realizaré»" (Isa. 46:9-10). El
"propósito" de Dios ('etsah) es Su plan divino, antiguo, y
sabio (25:1; 28:29). Él conoce el futuro porque conoce Su propia voluntad
soberana.
Entonces, ¿cómo puede Dios declarar el fin desde el
principio? Respuesta: Él lo ha planeado, y nada puede impedirle completarlo
(Isa. 14:26-27). Ya sea que hablara de la conquista de Canaán por parte de los
israelitas, o de su restauración a la tierra después de haber sido expulsados,
Dios declaró que Él lo había dicho y que lo llevaría a cabo. El sufrimiento y
la muerte de Cristo ocurrieron "según se ha determinado" (Lc. 22:22),
"por el plan predeterminado y el previo conocimiento de Dios" (Hch.
2:23).
¿Y qué pasa con nuestras acciones? ¿Acaso Dios dicta
nuestras acciones y nos hace responsables cuando fallamos? ¡Para nada! Las
decisiones del hombre tienen consecuencias que él mismo causa. La voluntad
humana es una realidad, pero nosotros la subordinamos a la voluntad
infinitamente mayor de Dios. Charnock dijo: "El conocimiento de Dios no es
simplemente considerado la causa de algo... Pero, ¿cómo llega a ser conocible
por Dios?… Él primero quiso, y luego supo lo que quería; Él sabía lo que quería
hacer, y Él sabía lo que quería permitir".