Romanos 11:2b-4 - El remanente fiel de Dios
El remanente fiel de Dios
Romanos 11:2b-4 2 ... ¿O no sabéis lo que dice la Escritura en el pasaje sobre Elías, cómo suplica a Dios contra Israel: 3 Señor, han dado muerte a tus profetas, han derribado tus altares; y yo solo he quedado y atentan contra mi vida? 4 Pero, ¿qué le dice la respuesta divina?: Me he reservado siete mil hombres que no han doblado la rodilla a Baal.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Otra prueba que Pablo ofrece como evidencia de que Dios no ha abandonado a
Israel es a través del concepto del remanente (cf. Isa. 10:22; Rom.
9:27; 11:5). Recordando los días en que Dios le habló al profeta Elías (1 Re.
19:10), Pablo usa verdades del Antiguo Testamento para ilustrar que Dios no
reniega de Sus promesas a Israel, a pesar de la desobediencia de Israel. ¿Cómo?
Porque Dios reserva un remanente—aquellos a quienes Él conoció de antemano (v.
2). Estos son, y serán, los destinatarios de Sus promesas eternas.
En 1 Reyes 19, Elías, recién salido de su victoria sobre los
profetas de Baal, se encontró huyendo de la malvada Jezabel porque ella había
amenazado su vida. Él estaba convencido de que, después de que Jezabel mató a
los profetas de Dios y derribó los altares del Señor (1 Re. 19:14), él era el
único israelita fiel que quedaba. La "respuesta divina" de Dios (gr. chrēmatismos)
a Elías fue útil para él, porque Dios había reservado 7000 israelitas,
completamente desconocidos para Elías, que no habían doblado la rodilla ante el
dios pagano Baal (v. 4; cf. 1 Re. 19:18). Por lo tanto, la preservación de Dios
de un remanente en el pasado de Israel era exactamente lo que estaba haciendo
en los días de Pablo—y lo que Él está haciendo hoy en día.
El concepto del remanente se encuentra a lo largo de los
profetas en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, cuando Isaías pidió ser enviado
al pueblo de Israel, Dios le advirtió que la mayoría rechazaría sus
exhortaciones a arrepentirse, y que solo quedaría un pequeño remanente de
israelitas del conjunto, como el tocón que queda después de cortar un árbol
(Isa. 6:13). De hecho, Isaías 6:9-13 se cita más veces en el Nuevo Testamento
que cualquier otro pasaje del Antiguo Testamento (cf. Mt. 13:14-15; Mc. 4:12; Lc.
8:10; Jn. 12:40; Hch. 28:26). Se usa repetidamente para revelar la verdad de
que Dios ha cegado los ojos de aquellos que son deliberadamente ignorantes de
la verdad, mientras que al mismo tiempo retiene un remanente fiel de creyentes.
Todos los judíos saben que del 605 al 539 a. C., Israel fue
exiliado a Babilonia debido a la repetida negativa de escuchar a sus profetas,
quienes les dijeron que se arrepintieran y volvieran a Dios. Solo un pequeño
remanente piadoso permaneció fiel durante esos años y en los años que siguieron—hombres
como Daniel, Ezequiel, Sadrac, Mesac, Abednego, Zorobabel, Esdras, y Nehemías.
A través de este remanente piadoso de hombres, y más tarde a través de Ester,
Dios preservó a Su pueblo, y lo devolvió a su tierra. Él disciplinó a los
incrédulos, pero guardó el remanente de esa nación para bendición futura.
Por supuesto, el remanente que Dios mantuvo durante el
exilio en Babilonia, creció y llegó a ser un gran pueblo una vez más en Israel.
Pero cuando el clímax del plan de Dios se reveló en Jesús el Mesías, la nación
en su conjunto no solo lo rechazó, sino que lo crucificó. A pesar de esto,
había un remanente piadoso en aquellos días: Zacarías y Elisabet, María y José,
Simeón, Ana, los pastores fieles que adoraron al niño Jesús cuando nació, y
algunos otros que confiaron en Él antes de Su crucifixión. Después de
Pentecostés, en Hechos 2, había 3000 creyentes (2:41), y más tarde otros 5000
(Hch. 4:4). Después de eso, la Iglesia creció tanto que el escritor de Hechos
fue incapaz de contarlos. Y todo comenzó con un remanente especial preservado
por Dios.
Algo para reflexionar