A Dios sea la gloria, por siempre

Romanos 11:35-36: 35 ¿o quién le ha dado a [Dios] primero para que se le tenga que recompensar? 36 Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Amén.

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La respuesta esperada a la pregunta retórica de Pablo en Romanos 11:35, es que absolutamente nadie le ha dado nunca nada a Dios que de alguna manera lo haya puesto en deuda. Por supuesto, es cierto que las personas dan alabanza, honor, y gloria a Dios todos los días, pero ¿les debe Dios algo a cambio? Está claro que nada de lo que el hombre puede dar a Dios, ya sea dinero o alabanza, se le da a Él como si fuera un crédito o favor en el que Dios de alguna manera les debe algo a cambio. Lamentablemente, la gente tiende a rechazar esto. Porque esta es la base de la salvación por obras, y de todas las religiones del mundo que la practican. Las personas piensan que pueden hacer cosas buenas, ya sea directa o indirectamente, para ganarse el favor de Dios. Aquellos que dan a Dios directamente hacen cosas como alabarle, o dar dinero a su iglesia, o ayudar a un misionero. En resumen, son religiosos. Indirectamente, y aparte de la religión organizada, la gente piensa que salvar la vida de otra persona, o enseñar a un niño los buenos principios de la vida, pondrá a Dios en deuda con ellos. La verdad es que nada pone a Dios en deuda con el hombre. ¡Absolutamente nada!

El versículo 35 es en realidad una cita libre de Job 41:11, donde Dios le pregunta a Job: "¿Quién me ha dado algo para que yo se lo restituya? Cuanto existe debajo de todo el cielo es mío". Mientras Job exigía una razón de por qué estaba sufriendo como estaba, aunque injustamente desde su punto de vista, Dios le estaba diciendo a Job que no le debía ninguna explicación ni disculpa. Todos pueden identificarse con Job, porque la mayoría de nosotros queremos saber "¿por qué?".  ¿Por qué murió mi padre cuando yo era tan joven? ¿Por qué nací con cáncer? ¿Por qué ese niño pequeño tuvo que morir en ese accidente automovilístico? ¿Por qué esa joven fue secuestrada y retenida contra su voluntad? ¿Por qué perdí mi trabajo? Nuestras preguntas revelan que creemos que estamos siendo tratados injustamente. A menudo se ve a Dios como un Santa Claus—actuamos bien y Él nos debe algo bueno. Si recibimos algo malo, ese trato significa que a Dios no le importamos, o que Él no es capaz de mantener el mal lejos de nosotros.

Pero a pesar de todas las quejas del hombre, Dios no le debe nada a nadie. ¡Es todo lo contrario! El hombre le debe a Dios todo—desde el aire que respira hasta el espacio en la tierra que ocupa, pasando por los alimentos que consume, y el cuerpo que posee. Todos son dones de Dios. Aunque pudiéramos esperar algo a cambio, podríamos dar todas nuestras riquezas y todo nuestro tiempo—incluso nuestra propia vida—y aun así no mereceríamos nada bueno de Dios a cambio. Nosotros matamos a Su Hijo, así que, ¿cómo puede Él debernos?

Explicando lo que quiere decir en el v. 36, Pablo dice que, en primer lugar, Dios es la fuente de todas las cosas: de Él... son todas las cosas. Él es el Creador. Segundo, Dios es el sustentador de todas las cosas: por Él... son todas las cosas. Por lo tanto, Él mantiene a Su creación, siendo Él el origen de todas las cosas, y dando propósito a todas las cosas. Tercero, Dios es el receptor de la gloria por todas las cosas: para Él son todas las cosas. Swindoll dice: "¡Piénsalo! Eso incluye tu situación actual. Eso incluye lo que no puedes solucionar. Eso incluye la pérdida de tu empleo. Eso incluye tu ascenso. Eso incluye la bendición de tu familia. Eso incluye la pérdida de tu ser querido. Eso incluye la desconcertante prueba que estás soportando. Eso incluye cualquier situación en la que te encuentres en este momento, independientemente de lo dolorosa o agradable que pueda ser. Todas las cosas".

Si hubiera un hombre que pudiera decir tales cosas acerca de sí mismo, quizás toda la gloria podría ser para ese hombre. Pero como sólo Dios es responsable de todas las cosas, toda la gloria le es debida a Él por la eternidad. Amén—¡que así sea!

Algo para reflexionar

¿Cuándo fue la última vez que te sentaste y pensaste en Dios como el Creador, Sustentador, y Receptor de todas las cosas? Inténtalo hoy mismo. Deja a un lado todo lo que te aflige y piensa en la grandeza de nuestro Dios. Deja que tu alabanza fluya de tus profundos pensamientos acerca de Dios.