¿El Mesías de Dios crucificado?

Mateo 27:38-44: 38 Entonces fueron crucificados con Él dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. 39 Los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza 40 y diciendo: Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo, si eres el Hijo de Dios, y desciende de la cruz. 41 De igual manera, también los principales sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, burlándose de Él, decían: 42 A otros salvó; a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es; que baje ahora de la cruz, y creeremos en Él. 43 En Dios confía; que le libre ahora si Él le quiere; porque ha dicho: «Yo soy el Hijo de Dios». 44 En la misma forma le injuriaban también los ladrones que habían sido crucificados con Él.

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Mientras Jesús colgaba de la cruz, despojado de Sus ropas, humillado, hambriento, sediento, y golpeado hasta quedar al borde de la muerte, las personas "le injuriaban". La frase "meneando la cabeza" se usa en las Escrituras como burla hacia otra persona, sacudiendo la cabeza ante sus desgracias (cf. Job. 16:4; Sal. 22:7; 109:25; Lam. 2:15; Mc. 15:29). La burla física iba acompañada de burla verbal, desafiando a Jesús en cuanto a Su jactancia de destruir el templo y reconstruirlo en tres días. Irónicamente, ¡Jesús estaba en medio de hacer eso mismo! Nunca fue Su intención destruir el templo de Jerusalén; más bien, era Su misión permitir que Su cuerpo ("este templo") fuera destruido y resucitado tres días después (Jn. 2:19-22).

El Hijo de Dios no vino a demostrar el amor de Dios por medio de ser crucificado y luego bajando milagrosamente de la cruz sin rasguños. Pero eso es lo que la multitud quería ver. Lamentablemente para ellos, incluso si Jesús hubiera hecho tal cosa, habrían permanecido en su incredulidad. Los sumos sacerdotes no eran diferentes, pues se burlaban de la capacidad de Jesús para "salvar a otros", pero de Su supuesta incapacidad de salvarse a Sí mismo. Una vez más, se perdieron la misión de Jesús. Él no vino a impresionar a la gente con Su capacidad para hacer milagros. Él vino a morir por los pecados de la humanidad.

El solo hecho de que los líderes religiosos reconocieran que Jesús había salvado a otros muestra cuán responsables eran por su rechazo hacia Él. Ellos lo habían seguido por el campo observando Sus milagros. Conocían la verdad, pero la rechazaron porque Jesús era una amenaza para ellos y para su poder sobre el pueblo judío. La ironía de su declaración es que los "otros" a los que ellos dicen que Jesús salvó también incluirían a algunos de los suyos, porque incluso algunos de estos sacerdotes más tarde llegaron a la fe salvadora (cf. Hch. 6:7). La mayoría de ellos, sin embargo, continuaron rechazando a Jesús, incluso después de Su resurrección, inventando la mentira de que Sus discípulos robaron Su cuerpo de la tumba (Mt. 28:11-15). En verdad, Jesús hizo mucho mejor que simplemente bajar de la cruz. Él murió en la cruz, fue sepultado en una tumba segura durante tres días, y luego reapareció. Pero, por supuesto, ellos aún lo rechazaron. Esto refleja la enseñanza de Jesús en 12:38-45, de cómo una generación malvada y adúltera busca señales para creer. Ellos sí vieron la señal en la resurrección, pero posteriormente la rechazaron.

El v. 38 dice que dos "ladrones" fueron crucificados a cada lado de Jesús, y el v. 44 dice que "en la misma forma le injuriaban". Más tarde, sin embargo, Lucas 23:39-42 dice que uno de los hombres tuvo un cambio de corazón, probablemente al observar el comportamiento honrado de Jesús, escucharlo orar, y permanecer en paz mientras moría. Así que antes de morir, le pidió a Jesús que "se acordara" de él cuando entrara en Su reino—afirmando que Jesús era un Rey. Jesús le respondió a este pecador arrepentido, diciendo: "En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso" (v. 43).

Algo para reflexionar

Aquellos que se burlaron de las palabras de Jesús sobre reconstruir el templo son como las personas de hoy que se burlan de las enseñanzas de la Biblia—las mismísimas palabras de Dios. Mientras estas personas ridiculizan a Dios por no cumplir lo que Él dijo que cumpliría, ¡Él lo está cumpliendo de la misma manera que Jesús estaba cumpliendo Sus palabras de reconstruir el templo mientras moría en la cruz! ¡Cuán ciego está el mundo a la Verdad! Vivimos entre personas hoy que no son diferentes a las personas que crucificaron a Cristo hace 2000 años—aquellos cuya "inteligencia" los ciega a la verdad; aquellos que buscan "pruebas" más allá de lo que ya se da en las Escrituras y en otros lugares. Recuerde 1 Corintios 1:18-19: "Porque la palabra de la cruz es necedad para los que se pierden, pero para nosotros los salvos es poder de Dios. Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y el entendimiento de los inteligentes desecharé". Ciertamente eso es lo que Dios hizo a los "inteligentes" de los días de Jesús. Y es lo que Él hará a los "inteligentes" de nuestros días que rechazan a Jesucristo como Señor y Salvador.