Febe: Un modelo para servicio femenino
Romanos 16:1-2: Os recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la iglesia en Cencrea; que la recibáis en el Señor de una manera digna de los santos, y que la ayudéis en cualquier asunto en que ella necesite de vosotros, porque ella también ha ayudado a muchos y aun a mí mismo.
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Romanos 16:1 presenta a Febe ("radiante"), una
mujer de Cencrea, un puerto marítimo cerca de Corinto (donde Pablo escribió
Romanos). "Recomendarla" (gr. sunistēmi) era considerarla digna, ya que
ella entregaría la epístola de Pablo a Roma. El recomendar a alguien era común
en el Nuevo Testamento para viajeros (Hch.
18:27; 2
Cor. 8:23-24; 3
Jn. 9) porque viajar era a menudo peligroso. Dado que los lugares más
seguros para alojarse eran con familiares o amigos, Pablo respondía por el
carácter de Phoebe.
Dado que Febe es llamada una "diaconisa" (gr.
diakonon), o servidora, de la iglesia en Cencrea, algunos la usan como una
ilustración de mujeres en el liderazgo en la iglesia primitiva. Sin embargo, en
el Nuevo Testamento, "diácono" se usa para sirvientes domésticos (Jn.
2:5, 9), así como para líderes seculares de gobierno secular (Rom.
13:4). Aunque "diácono" es un término para un oficio oficial en
la Iglesia (1
Tim. 3:8-13), es un oficio de servicio, no de liderazgo o enseñanza. Pablo
prohibió a las mujeres enseñar o tener autoridad sobre los hombres (1
Tim. 2:11-14), pero debían evangelizar (Mt.
28:19-20; 1
Cor. 11:2-16), cuidar a niños (1
Tim. 2:15), y enseñar a otras mujeres (Tito
2:3-5). Dicho esto, pudiera haber habido un oficio oficial para mujeres diaconisas
en la Iglesia primitiva como ayudantes, pero dado que el papel de una mujer servidora
era cuidar a cristianos enfermos y pobres, a invitados de paso, y a los que
estaban en prisión, es absurdo concluir que Febe era una pastora en la Iglesia
primitiva. Ella era simplemente una fiel diaconisa/servidora que servía bien a
su iglesia, y a Pablo, con sus dones y sus medios.
El hecho mismo de que Pablo confiara en que Febe entregaría
de manera segura una epístola inspirada de Dios significa claramente que ella
era una mujer respetada. Sabiendo que las verdades que había escrito eran de
vital importancia para la Iglesia universal, solo un servidor honrado y digno
de confianza calificaría a los ojos de Pablo para entregar tales verdades
escritas. Por lo tanto, tiene perfecto sentido que la iglesia romana fuera
convocada a "recibir" a Febe de una manera "digna de los
santos"—a recibirla calurosamente. Por supuesto, esta es la forma en que
todos los cristianos han de tratar a otros santos, porque los cristianos han de
ser conocidos por su amor.
Pablo añade que la iglesia también "ayude [a
Febe] en cualquier asunto en que ella necesite de vosotros ". Aunque este
"asunto" no se especifica, Pablo tenía tal respeto de Febe como para
recomendarla como una cristiana fiel que también era digna de cualquier ayuda
que los cristianos romanos pudieran ofrecerle en este "asunto" que
les estaba trayendo.
Un último dato sobre Febe era que ella "ha ayudado"
(gr. prostatis) a muchos. Esta palabra, usada sólo aquí en el Nuevo Testamento,
significa (1) "cuidar, dar ayuda a", o (2) "dirigir,
presidir". Ahora bien, Pablo sí usa una forma relacionada del verbo en
relación con el liderazgo (Rom.
12:8; 1
Tim. 5:17), pero si esto está en vista, entonces estaría contradiciéndose a
sí mismo en otra parte acerca de que las mujeres no lideren o presidan sobre
los hombres en la Iglesia. Notablemente, Pablo dijo que ella había sido de ayuda
para él, no alguien que lo presidiera. Tal vez ella fue una ayuda en un
sentido financiero, apoyando a Pablo y a otros financieramente mientras cuidaba
de otros cristianos dentro y alrededor de la comunidad cristiana. Cualquiera
que hubiera sido su papel como ayudante, no era el de un pastor o anciano.
Ella era una "diaconisa" en el sentido de que ayudaba en la Iglesia
de Cristo. ¡Y Dios ha preservado su memoria para toda la eternidad!
Algo para reflexionar
Las mujeres piadosas en nuestras iglesias sirven a los
santos. Ellas desarrollan reputaciones por su servicio y, como resultado, son
recomendadas a otros como dignas de confianza. Al igual que Febe, se levantan a
diario pensando en servir a los demás, y poco en cómo cuidarse a sí mismas. Son
activos valiosos en sus familias y en sus iglesias. ¡Qué gran ejemplo tenemos
en Febe!