Romanos 16:3-5a: Fieles amigos cristianos

Romanos 16:3-5a: Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, los cuales expusieron su vida por mí, a quienes no solo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles. Saludad también a la iglesia que está en su casa.

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En Romanos 16:3-16, Pablo presenta una colección de nombres (hombres, mujeres, esclavos) que muchos encuentran aburrido y poco edificante. Douglas Moo dice: "Pero para aquellos pocos que están especialmente interesados en la composición socioeconómica de la iglesia primitiva, [vv. 3-16] es una mina de oro". La razón es que los del mundo antiguo tendían a dar nombres a las personas, que eran reveladores. Aquellos con estatus social y los ricos tenían ciertos nombres que revelaban su estatus, así como los esclavos y los libertos. Con esto en mente, estos pasajes revelan que la iglesia romana estaba compuesta principalmente de gentiles, esclavos, y libertos. También está claro a partir de estos versículos, que la Iglesia primitiva se reunía en casas, ya que se mencionan al menos tres, tal vez cinco, iglesias domésticas separadas (vv. 5, 14-15; cf. vv. 10-11). No había grandes edificaciones/inmuebles de iglesia, y dado que la más grande de las casas tenía capacidad para menos de 100 personas, las iglesias estaban repartidas entre varias casas por toda la ciudad.

El primer saludo de Pablo fue para Priscila (abreviado Prisca) y Aquila, con quienes él había trabajado tanto en Corinto como en Éfeso. Él se había encontrado con ellos inicialmente en su segundo viaje misionero, cuando visitó Corinto por primera vez (Hch. 18:1-2). Ellos habían sido expulsados de Roma en el año 49 o 50 d. C. por el emperador Claudio, que se había cansado de las escaramuzas que creía que habían sido instigadas por judíos en la ciudad. Aquila, siendo judío, huyó de Roma junto con su esposa, y Dios los llevó al encuentro del gran Apóstol Pablo. MacArthur dice: "Durante ese período era habitual en las sinagogas no solo que hombres y mujeres se sentaran en lados separados, sino que los hombres se sentaran en grupos de acuerdo a su profesión u oficio. Por lo tanto, es probable que Pablo se encontró por primera vez con Aquila cuando se sentó como visitante en la sinagoga de Corinto. Tanto él como Priscila eran fabricantes de tiendas al igual que Pablo, quien se quedó en la casa de ellos mientras empezó su ministerio en Corinto".

Priscila y Aquila son mencionados seis veces en el Nuevo Testamento. Después de ministrar con Pablo en Corinto durante 18 meses, los tres viajaron a Éfeso. Aunque ellos permanecieron en Éfeso, Pablo viajó de regreso a Antioquía. Más tarde él se volvió a encontrar con ellos en Éfeso. Aquila y Priscila son mencionados por Pablo cuando envió saludos a la iglesia en Corinto (1 Cor. 16:19), y también él les envió sus propios saludos a ellos durante su segundo encarcelamiento en Roma antes de su muerte (2 Tim. 4:19). La influencia de ellos en Pablo y en la Iglesia primitiva fue vasta. Más tarde, los dos también conocieron a un joven predicador alejandrino llamado Apolos que, aunque conocía las Escrituras, solo conocía el bautismo de arrepentimiento de Juan. Por lo tanto, Priscila y Aquila "lo llevaron aparte y le explicaron con mayor exactitud el camino de Dios" (Hch. 18:24-26). Después de la muerte de Claudio en el año 54 d. C., la pareja regresó a Roma, donde residían cuando Pablo escribió Romanos alrededor del año 57 d. C. Para ese entonces había muchos cristianos en Roma reunidos en al menos un puñado de iglesias domésticas, una de las cuales estaba en la casa de Priscila y Aquila, a la cual Pablo envió saludos en el v. 5.

Priscila y Aquila no solo eran "colaboradores en Cristo" de Pablo, sino también los que "expusieron su vida" por la de Pablo. No se dice cuándo sucedió esto, pero claramente ellos protegieron a Pablo ya que su vida estaba en perpetuo peligro de los enemigos del evangelio. ¡Su servicio abnegado hacia él y hacia personas como Apolos sirvió a "todas las iglesias de los gentiles" hasta el día de hoy!

Algo para reflexionar

Trabajar con cristianos puede ser doloroso. Pablo reprendió a Pedro por hipocresía (Gál. 2:11ss.), estuvo dividido con Bernabé y Marcos por un tiempo (Hch. 15:38-39), reprendió a Evodia y a Síntique (Fil. 4:2), y fue abandonado por Demas (2 Tim. 4:10). Pero Priscila y Aquila parecen haber sido un estímulo constante para Pablo. Su ministerio se hizo efectivo por el servicio de ellos hacia él. ¿Quizás nuestro ministerio podría servir a otros en la primera línea del ministerio pastoral?