Salmo 13:5-6 --- La luz después de la oscuridad

Salmo 13:5-6: Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se regocijará en tu salvación. Cantaré al Señor, porque me ha colmado de bienes.

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David comenzó su salmo expresando su dolor (vv. 1-2), luego elevó su petición a Dios (vv. 3-4). Ahora en los vv. 5-6, comienza a alabar a Dios. Se quejó, buscó una respuesta, y luego expresó su confianza en Dios. No se da ninguna explicación de por qué David comenzó a alabar a Dios tan pronto después de estar en las profundidades de la desesperación, pero quizás el solo hecho de derramar su corazón y suplicarle a Dios que lo ayudara restauró su confianza en la fidelidad de Dios. Nada parece haber sucedido que lo librara de su dolor, sin embargo, la oración en las profundidades de la desesperación le levantó el alma.

Cuando los santos de Dios le derraman sus corazones a Él en oración, algo misterioso ocurre. Dios concede fortaleza, permitiéndoles recordar su compromiso y confianza previos en Él. Aunque David se estaba ahogando en su angustia, al mirar a Dios recordó que Dios es digno de confianza, notando Su "misericordia" (heb. hesed). Esta es una de las palabras más hermosas en hebreo, pues significa amor leal y constante, bondad infalible, devoción eterna, y afecto basado en una relación previa. En este caso, fue la relación previa de David con Yahweh lo que inundó su mente y lo sacó de su desesperación para llevarlo a la alegría.

Detrás de la angustia de David había una certeza real de que Dios lo libraría. Él sabía lo que los cristianos saben: que Dios había sido bueno con él en el pasado y que llevaría a cabo Su plan divino hasta su cumplimiento (cf. Fil. 1:6), y que Dios hace que todas las cosas cooperen para bien a los que le aman (Rom. 8:28). ¡Así que su corazón se regocijó en la salvación de Dios! Habiendo recordado cómo Dios lo había librado en el pasado, y sabiendo que de hecho era salvo por su fe inquebrantable en Yahweh, David se apartó de su angustia y adoró a Dios. Si estaba en la cueva de Adulam escondiéndose de Saúl o de los filisteos cuando escribió este salmo (1 Sam. 22; 2 Sam. 23), entonces fue en esa cueva oscura donde David se regocijó. Sus circunstancias no habían cambiado, pues todavía estaba solo y escondido. Pero adoró a Dios en medio de su desesperación. Esto prueba que el entorno de uno, por muy vil que pueda ser, no puede afectar el corazón de alguien con una fe firme e inquebrantable.

En el v. 6, David escribió que le cantaría a Yahweh, porque Dios lo había "colmado de bienes" o tratado "con generosidad". Este término hebreo significa "destetar; recompensar; tratar plenamente con". Cuando un niño era destetado del pecho de su madre, ese niño había sido "colmado de bienes" o tratado "con generosidad" en el sentido de que había sido cuidado, nutrido, y amado. Así es como David veía el cuidado de Dios hacia él. Como un niño destetado, Dios había cuidado a David, llamándolo un "hombre conforme a su corazón" (1 Sam. 13:14), nutriéndolo espiritualmente y amándolo sin fin. No es de extrañar que David notara la "misericordia" o "bondad amorosa" de Dios—Su amor leal e infalible en el v. 5. Y no es de extrañar que estallara en cánticos sobre su Dios fiel y amoroso. Su depresión se desvaneció con tales recuerdos.

Todos luchan en tiempos de desesperación, incluido David. Pero él no se conformó con solo quejarse. Se tomó el tiempo para llorar, luego oró, y luego adoró. Superó las quejas y recordó lo que Dios había hecho en su pasado. Reflexionó sobre su salvación. ¡Esa es una historia que vale la pena considerar!

Algo para reflexionar

Durante tus días oscuros, recuerda, o incluso escribe, tu testimonio cristiano. ¡Entonces podrás regocijarte en la gracia de Dios! Mientras vivamos en este lado de la eternidad, nunca estaremos libres de esta oscuridad presente. Así que debemos estar listos para enfrentar nuestras pruebas con fe. Las pruebas son el camino de Dios para moldearnos en las personas que Él hizo que seamos. Él estará justo allí como nuestro Consolador, sin importar cuál sea nuestro problema. La tristeza puede hacernos o deshacernos, así que debemos estar preparados cuando nos invada. ¡Alaba a Dios por Su salvación, por Su bondad amorosa, y por los Salmos! Dios los inspiró para nuestro ánimo.