Salmo 139:1-6 --- Nuestro Dios omnisciente (que todo lo conoce)

Salmo 139:1-6: (Para el director del coro. Salmo de David). Oh Señor, tú me has escudriñado y conocido. Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso, y conoces bien todos mis caminos. Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda. Por detrás y por delante me has cercado, y tu mano pusiste sobre mí. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; es muy elevado, no lo puedo alcanzar.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

El v. 1 es una declaración resumida de lo que sigue en los vv. 2-6. David, el salmista, hablando de la omnisciencia de Dios, dice literalmente: "Yahweh, me has escudriñado y Tú sabes". "Escudriñar" es examinar; investigar; explorar. Esto es lo que Dios le hace a todos los humanos: el "bueno en gran manera" ápice de Su creación, hecho a Su imagen (Gén. 1:26-31). Como productor y fabricante de todos los seres humanos, Dios sabe todo sobre cada persona que ha existido, los que existen actualmente, y todos los que algún día respirarán Su aire. Lo que es maravilloso para David no es solo que Dios es omnisciente (que todo lo conoce), por cierto que sea, sino que Dios lo conoce personalmente. Su franqueza con Dios apunta no solo a un Dios personal que ama a Su creación, sino que está intrincadamente involucrado en esa creación. Esto destruye el deísmo, la creencia de que Dios existe pero se preocupa poco por Su creación. En verdad, Dios ama y cuida de Su creación y está intrincadamente involucrado en ella.

Independientemente de cuándo David escribió este salmo, ya sea antes o después de sus infames pecados (cf. 2 Sam. 11-12), David era un hombre caído. Sin embargo, a pesar del hecho de que Dios había escudriñado su corazón, David no tenía miedo de su Juez, porque sabía que Dios era misericordioso y amoroso. Empleando el uso de merismo, David usó dos situaciones contrastantes para referirse a una totalidad, diciendo que Dios sabe "mi sentarme y mi levantarme" (v. 2), "mi senda y mi descanso" (v. 3), y "por detrás y por delante me has cercado" (v. 5). Porque a pesar del conocimiento íntimo de David acerca de Dios, la misericordia de Yahweh es que Él puso Su "mano…sobre mí" (v. 5). Al igual que la mano que Israel (es decir, Jacob) puso sobre Efraín y Manasés, los hijos de José, para bendecirlos (Gén. 48:14, 17), o la mano de Yahweh mismo que puso sobre Moisés para protegerlo (Éx. 33:22), la mano de Dios sobre el salmista significa protección y aprobación divinas. ¡David se maravilló de esto!

Esta verdad acerca del conocimiento íntimo de Dios de todas Sus criaturas era "demasiado maravilloso" y "muy elevado" para que David la comprendiera (v. 6). Estaba asombrado por la realidad de esta verdad, alegando que nunca podría comprenderla por completo. Después de todo, ¿cómo es que alguien puede conocer los pensamientos de otra persona (cf. v. 17), o las palabras exactas que dirá antes de decirlas? Mientras que una persona pudiera suponer que se levantará mañana y seguirá con su día, repitiendo el proceso hasta la muerte en la vejez, solo Dios conoce los detalles de cada día antes de que ocurran—habiendo ordenado el día de nuestro nacimiento y el día de nuestra muerte, y todo lo demás entre esos dos días. Por lo tanto, solo Dios puede predecir los nombres de aquellos que existirán antes de que realmente existan, y decir lo que lograrán—desde Josías (compárese con 1 Re. 13:2 con 2 Re. 21:24-23:24) hasta Ciro (compárese con Isa. 44:28; 45:1), y Jesús de Nazaret, el Mesías (compárese con Dan. 9:24-27 y Mt. 21:1ss.)—¡incluso nosotros!

Algo para reflexionar

Dios lo conoce todo y a todos; ¡Él es Dios! Pero Dios conoce íntimamente a los Suyos—aquellos cuya fe en Él es inquebrantable. Él nos ha examinado y nos conoce a fondo—todo lo que hemos hecho, todo lo que haremos. A los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, porque Él no solo nos conoció de antemano, sino que nos predestinó, llamó, justificó, y glorificó (Rom. 8:28-30). Nada puede separarnos de Su amor (Rom. 8:38-39). Ciertamente, el conocimiento de nuestro Dios es vasto, Sus juicios son verdaderos y sus caminos son inescrutables (Rom. 11:33-36). Sin embargo, lo que hoy conocemos en parte será un día plenamente conocido como Él nos conoce plenamente (1 Cor. 13:12; cf. Heb. 4:13).