Juan 10:11-15 --- Yahweh (Jesús) es nuestro Pastor

Juan 10:11-15: 11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. 12 Pero el que es un asalariado y no un pastor, que no es el dueño de las ovejas, ve venir al lobo, y abandona las ovejas y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. 13 Él huye porque solo trabaja por el pago y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas y las mías me conocen, 15 de igual manera que el Padre me conoce y yo conozco al Padre, y doy mi vida por las ovejas.

 

En el Salmo 23 David habló del Señor (heb. Yahweh) como su Pastor. ¡En Juan 10, Yahweh es Jesús! ¡Él es el "buen pastor"! La palabra traducida "buen" significa "intrínsecamente hermoso; justo". Entonces, Jesús llamándose a sí mismo "bueno" es lo mismo que llamar a Jesús "Dios" (Mc. 10:17-18)—el Pastor que David adoró, diciendo: "tengo todo lo que necesito" (Sal. 23:1, NTV).

En cuanto a las ovejas, cuando llega la oscuridad, acecha el peligro físico. Animales salvajes—leones, lobos, osos, leopardos, y hienas—eran comunes en Israel en ese tiempo, y se alimentaban tanto de personas como de ovejas. El mismo David, cuando era un joven pastor, habló de haber matado a un león y a un oso en ocasiones (1 Sam. 17:34-35, 37). Aquí, Jesús habla en este contexto acerca de sub-pastores, o asalariados, que no eran verdaderos pastores. Dejados para vigilar el rebaño de otro pastor, se sabía que huían cuando ladrones o animales salvajes amenazaban. Esto se debía a que se preocupaban más por sí mismos que por las ovejas del rebaño de otro pastor. Esto se puede ver en Israel, que tuvo muchos falsos profetas en su pasado, reyes egoístas, y aspirantes a mesías a quienes no les importaba nada Israel. Como resultado, el rebaño de Dios sufría (Jer. 10:21-22; 12:10; Zac. 11:4-17) cuando sus líderes permitieron la dispersión de los judíos a través de falsas enseñanzas. Tales pastores no amaban lo que Dios ama, es decir, la protección e instrucción adecuada para Su pueblo (cf. Jer. 23:1; Ezeq. 34:6).

Jesús era (y es) el Buen Pastor. Al afirmar esto, Jesús no se estaba categorizando a sí mismo como uno entre muchos pastores, porque aunque "un" buen pastor podría arriesgar su vida por sus ovejas, "el" Buen Pastor moriría por todo el rebaño. Mientras que la muerte de un pastor resultaría devastadora para su rebaño, dejando sus ovejas a los lobos, la muerte del Buen Pastor (Jesús) une y fortalece a su rebaño, y nos da vida eterna a través de la fe.

A lo largo de la Biblia, el pueblo de Dios es comparado con ovejas. Y las ovejas, debido a su naturaleza inepta, deben tener un pastor que las guíe y las proteja. Las ovejas se desvían fácilmente y no pueden encontrar el camino de regreso al redil (Lc. 15:3-7). Además, las ovejas tienen poco o ningún mecanismo de defensa, por lo que requieren un pastor que las proteja (cf. Sal. 23). Ahora bien, "conocer" (gr. ginōskō) las ovejas de uno, como lo hace Jesús, trasciende el aspecto de mera familiaridad cerebral; más bien, habla de un vínculo íntimo entre Jesús y Sus seguidores, entre Dios y Su pueblo (cf. Jn. 17:3). Como tal, Jesús conoce los nombres de los Suyos (cf. Jn. 10:3), como un pastor conoce a su rebaño. Él conoce a los que son Suyos y conoce a los que no lo son (cf. 8:44). Aquellos que conocen y aman a Cristo oyen y prestan atención a Su llamado. Aquellos que no lo hagan le prestarán poca o ninguna atención.

Algo para reflexionar

Jesús dijo que moriría por Sus ovejas. Pero, ¿murió solo por esas ovejas? ¿No tuvo Su muerte alguna aplicación para el mundo entero, como en Juan 3:16 y 6:51? ¡En efecto! Pero, aunque Su sangre derramada fue suficiente para redimir a toda la humanidad, solo fue eficaz para salvar a los que creerían—los escogidos—los que oyen y prestan atención al llamado del Buen Pastor, los que son traídos por Dios Padre a Dios Hijo (Jn. 6:44; 65). Su referencia a sí mismo como el Buen Pastor claramente pone a Jesús a la par con Dios. Al dar Su vida por las ovejas, Jesús contrasta los sacrificios del Antiguo Testamento. Después de todo, en ese entonces, era el pastor quien tenía que hacer matar una oveja para él con el objeto de expiar los pecados. ¡Pero Jesús es el Pastor que murió por Sus ovejas!