Salmo 23:1 --- El Señor (Jesús) es nuestro Pastor

Salmo 23:1 Salmo de David. El Señor es mi pastor, nada me faltará.

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El escritor de este pasaje familiar de las Escrituras fue David, el segundo rey de todo Israel (r. 1010-970 a. C.). No se nos dice cuando escribió este Salmo. Pero antes de convertirse en rey de Israel, David era un humilde pastor. Hacía lo que muchos pastores hacían en su época, vigilar y cuidar un rebaño de ovejas, un rebaño que seguramente pertenecía a su padre (cf. 1 Sam. 16:11).

Los pastores tenían rutinas muy predecibles en las que llevaban a sus rebaños donde había comida y agua, los protegían a las ovejas de animales salvajes que buscaban devorarlas. Tales responsabilidades hicieron de los pastores hombres muy fuertes y capaces. David se jactó de ello cuando se ofreció como voluntario para enfrentarse cara a cara contra Goliat, diciéndole al Rey Saúl que estaba acostumbrado a luchar contra animales salvajes cuando amenazaban a sus ovejas (1 Sam. 17:34-36). Por tal motivo, David creía que Goliat no sería rival para él.

El problema con las ovejas es que no pueden cuidarse a sí mismas; de ahí su necesidad de un pastor. Su sociabilidad a menudo hace que se alejen del rebaño y se pierdan. Cuando esto sucede, es tarea del pastor buscar y encontrar a la oveja perdida. Otros rasgos de las ovejas también son notables, y son una buena comparación con el pueblo de Dios. Primero, dado que las ovejas no tienen sentido de dirección, confían en su pastor para que las guíe. En segundo lugar, son débiles, esencialmente no tienen medios de defensa si son atacadas. En tercer lugar, se asustan muy fácilmente, lo que requiere un pastor que las controle cuando entran en un frenesí de miedo. En cuarto lugar, las ovejas son por naturaleza animales sucios. Su lana puede acumular tanta suciedad que eventualmente puede llegar a ser un peso considerable e incluso matarlas. Por lo tanto, su lana debe ser cepillada y mantenida limpia por el pastor. Finalmente, las ovejas no tienen la capacidad de buscar comida o agua por sí mismas; deben ser conducidas directamente adonde haya comida y agua o mueren. Además, las ovejas recién nacidas y las embarazadas, al igual que las ovejas enfermas, necesitan atención especial que requiere la cuidadosa mirada del pastor para sobrevivir. Estos hechos prueban que sin el cuidado protector de un pastor, las ovejas están total y completamente indefensas.

Ahora, en el transcurso de un día normal de pastoreo, David sin duda usaría su tiempo en los campos abiertos para observar la naturaleza y orar. Un día él vio un paralelo entre su propio pastoreo y el pastoreo de Dios a su pueblo. Mientras David protegía a sus ovejas, se dio cuenta de que él mismo era uno de los muchos corderos del rebaño de Dios que estaba siendo cuidado y protegido por Dios. Del mismo modo, se dio cuenta de que así como a su propio rebaño no le faltaba nada bajo su cuidado, tampoco al pueblo de Dios le falta nada bajo Su cuidado. Notar que cuando David dice: "El Señor es mi pastor", usa el nombre personal de Dios, Yahweh (que en español significa Señor). Debido al ojo vigilante de Yahweh, a David "nada le faltará". Bajo el cuidado de Dios, no le faltaba nada. De la misma manera que David proveyó para su rebaño, Dios también provee para los Suyos, amorosa y completamente.

Algo para reflexionar

Dios realmente vela por aquellos a quienes Él ama, proveyéndonos todo lo que necesitamos. No nos falta nada. Como ovejas, somos tontos, carecemos de dirección, estamos indefensos, nos asustamos fácilmente, somos sucios (pecaminosos), e incapaces de mantenernos a nosotros mismos sin la ayuda de Dios. Jesús de Nazaret dijo que Él es el Buen Pastor (Juan 10:11), que da Su vida por Sus ovejas—aquellas que lo invocan para salvación. Como el Buen Pastor, ¡Jesús es por lo tanto Yahweh! Él conoce a Sus ovejas, y Sus ovejas lo conocen (10:14). Aquellos que no lo conocen no conocen al Pastor. Nuestro Pastor no solo dijo que daría Su vida por nosotros, sino que realmente lo hizo—muriendo en la cruz para salvarnos del castigo por nuestros pecados. Tal amor deja en claro que Él no retendrá darnos algo bueno para satisfacer nuestras necesidades. Él da vida en abundancia (10:10). Somos verdaderamente un pueblo necesitado, y Dios vela por nosotros y nos protege por eso. Cristo es nuestro Pastor que nos guía, nos protege de Satanás, nos consuela con Su presencia, nos provee, y nos limpia. ¡Con Él, nada nos falta!