Salmo 23:2-3 --- Él restaura mi alma

Salmo 23:2-3: En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce. Él restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.

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Habiendo comparado a Yahweh con un pastor, en el v. 2 David se compara a sí mismo con una oveja. Las ovejas se asustan fácilmente, por lo que era tarea del pastor calmarlas. Sin embargo, a veces los pastores deben usar la fuerza para controlar a una oveja que se sobresalta. Cuando una oveja se inquieta o tiene miedo, su comportamiento tenso puede asustar fácilmente a las otras ovejas. Cuando esto ocurre, un pastor ha de calmar a sus ovejas, por la fuerza si es necesario. Al hacerlo, el pastor “en lugares de verdes pastos las hace descansar”—a veces acostándose a la fuerza encima de la oveja hasta que se calmaba y se apaciguaba.

La segunda mitad del v. 2 dice que Dios "junto a aguas de reposo me conduce"—literalmente, aguas que han sido calmadas. Dado que el agua que corre asusta a las ovejas, el pastor, al guiar a su rebaño a corrientes de agua, detiene/represa una parte del flujo para crear un lugar con agua tranquila para que las ovejas beban. Pastores hodiernos informan que las ovejas realmente mueren de sed frente a un río de agua que fluye porque no se atreven a beber de la corriente fluyendo rápidamente. Por lo tanto, es tarea del pastor calmar el agua para hidratar a las ovejas. De lo contrario, las ovejas perecerían.

En el v. 3 David dice que Dios "restaura mi alma". El alma aquí se refiere a la vida. Esta es la imagen de alguien que se está muriendo de sed, que encuentra un trago de un río fresco y se le devuelve la vida. Este también era el trabajo del pastor, y David hace un paralelismo con Yahweh, Aquel que pastorea a Su pueblo como un rebaño de ovejas. Cuando las ovejas de Dios están cansadas, Él restaura sus vidas. Así como alguien que corre un maratón, o que trabaja al aire libre en el calor del día, es restaurado al beber agua fresca, así Dios restaura la vida de aquellos que tienen sed de Él (cf. Mt. 5:6).

La segunda mitad del v. 3 describe adónde Dios guía a Su pueblo en comparación con dónde un pastor guía a su rebaño. Un buen pastor conduce a su rebaño a pastos fértiles y aguas pacíficas para restaurar sus vidas, por el bien de su reputación—la de alguien que cuida de su rebaño. Por tal motivo, él las conduce apartadas de caminos difíciles para hacer que el viaje de las ovejas sea más placentero. De la misma manera, Dios guía a Sus hijos por caminos de justicia por el bien de ellos y por Su propia reputación.

Lamentablemente, el pueblo de Dios tiende a desviarse de Su camino. Sin embargo, una oveja que se extravía no es guiada por Dios para hacerlo. Santiago 1:13-14 dice lo mismo: “Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie. Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión”. Dios guía a Sus ovejas por buenos caminos de la misma manera que el pastor guía a sus ovejas por caminos llanos y rectos. Las tentaciones en la vida que nos alejan del camino recto y estrecho son producto de nuestra propia perdición, por lo que no podemos culpar a nadie más que a nosotros mismos cuando esto ocurre. El hecho de que Dios guíe a Su pueblo por caminos rectos es por "amor de su nombre" y por Su reputación. De la misma manera que David conducía a su rebaño por senderos llanos, Dios guía a Su pueblo por el camino correcto para Él traerse gloria a Sí mismo.

Algo para reflexionar

¿Cuántas veces has estado resentido sobre las circunstancias de tu vida? ¿Ya te ha agarrado Dios, por así decirlo, y ha llamado tu atención para mostrarte que Él está a cargo, como un pastor en relación a una oveja? A veces Él lo hace con amor, llevándonos a un lugar pacífico y calmando nuestras mentes preocupadas. Ten la seguridad de que Dios te está guiando por el camino que Él ordenó para ti hace mucho tiempo. Él es el Buen Pastor, y aunque no te guste el camino en el que estás, Dios está a cargo y es soberano sobre todas las cosas. En los días de pastoreo de David había muchos caminos a lo largo del campo que no conducían a ninguna parte, pero las ovejas prudentes seguían a su pastor. Ellas sabían que él sabía dónde iba. La reputación del pastor estaba en juego, y lo mismo ocurre con Dios. Cristo es nuestro Pastor, y el camino por el que nos lleva es para nuestro bien y para Su gloria.