Hebreos 1:6 --- Cristo mejor que ángeles, Parte 3

Hebreos 1:6 Y de nuevo, cuando [Dios] trae al Primogénito al mundo, dice: Y adórenle todos los Ángeles de Dios.

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La superioridad de Jesús sobre todo y sobre todos significa que no se le puede poner al mismo nivel que a los ángeles. Mientras que los ángeles son meros mensajeros de Dios, Jesús es el Hijo de Dios, superior a los ángeles en su majestad, porque solo Él ha de ser adorado. Usando la LXX (Septuaginta, la versión griega del Antiguo Testamento hebreo), en el v. 6 el autor cita libremente tanto de Deuteronomio 32:43 como del Salmo 97:7. El texto hebreo de Deuteronomio 32:43, considerado por los judíos como refiriéndose a la venida del Mesías, dice: "Regocijaos, naciones, con su [de Dios] pueblo". Pero el griego de la LXX dice: "Y adórenle todos los Ángeles de Dios". Se desconoce por qué los traductores de la LXX eligieron esta traducción, pero ambas traducciones anticipan la venida de Cristo que será adorado por todas las criaturas de Dios, tanto angélicas como humanas.

Gramaticalmente, el pasaje del Antiguo Testamento citado por el autor de Hebreos puede referirse a la segunda venida de Cristo: "Y cuando [Dios] trae de nuevo al Primogénito al mundo..."; o podría referirse a su primera venida: "Y de nuevo, cuando [Dios] trae al Primogénito al mundo". En la primera venida de Cristo, cuando Jesús era un bebé, el Evangelio de Lucas dice: "de repente apareció con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales, alabando a Dios y diciendo: Gloria a Dios en las alturas..." (Lc. 2:13-14). Además, en Su segunda venida, los ángeles volverán a adorar a Cristo: "Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono... y el número de ellos era miríadas de miríadas, y millares de millares, 12 que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza. Y a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos" (Ap. 5:11-13).

Entonces, ya sea que se esté hablando de la primera o de la segunda venida de Cristo, tanto Su nombre como Su majestuosidad son superiores a los ángeles. La adoración es solo para Dios, no para los ángeles. Y ciertamente no para los humanos (cf. Ap. 22:8-9).

Es de notar que Cristo es llamado el "Primogénito" de Dios en el v. 6 (cf. Rom. 8:29; Col. 1:15). De hecho, el término se usa en la Biblia para referirse a secuencia de tiempo con respecto a los hijos primogénitos que recibieron los derechos de herencia de sus padres. Teológicamente, sin embargo, "primogénito" se usa en referencia a la preeminencia en posición y título. Claramente, Jesús no fue el primero en nacer en la tierra de Dios, pero como Hijo de Dios, tiene derecho a todo lo que le pertenece a Dios porque Él es Dios. Cristo no puede ser el primogénito ni el unigénito, desde la perspectiva terrenal, porque es imposible que Cristo sea a la vez el Creador y el creado. Así que, cuando Jesús como el "Primogénito" vino al mundo, vino como Aquel que tenía superioridad sobre el mundo y todo lo que en él había. Él es preeminente. Como tal, Él es el primogénito sobre todos en honor, y superior a todos, incluso a los ángeles, en gloria.

Algo para reflexionar

Algunas personas adoran a ángeles, bastante abiertamente. Pero si miramos más de cerca lo que hacen los ángeles, vemos que ellos fueron hechos para adorar a Dios, no para ser adorados. Los ángeles eran adoradores, y Jesús es a quien adoraban. Los ángeles adoraron en la primera venida de Cristo, y lo harán en Su segunda venida. De hecho, hay varias órdenes de ángeles que se sientan continuamente alrededor del trono de Dios adorando (Isa. 6; Ap. 4-5). No es solo la tarea de tiempo completo de los ángeles adorar a Dios, también es nuestra tarea (¡y privilegio!). Que seamos encontrados haciéndolo cuando Cristo regrese.