Salmo 37:12-17 --- Recompensas eternas a largo plazo

Salmo 37:12-17: 12 El impío trama contra el justo, y contra él rechina sus dientes. 13 El Señor se ríe de él, porque ve que su día se acerca. 14 Los impíos han sacado la espada y entesado el arco, para abatir al afligido y al necesitado, para matar a los de recto proceder. 15 Su espada penetrará en su propio corazón, y sus arcos serán quebrados. 16 Mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos. 17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados; mas el Señor sostiene a los justos.

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En el mundo en el que vivimos, esta oscuridad presente, las líneas de batalla entre el bien y el mal están claramente trazadas; son inconfundibles. Cuando uno observa cuán dividida se ha vuelto nuestra sociedad en temas sociales, política, y religión, parece que no hay esperanza para la reconciliación. Los viejos tiempos de los valores familiares basados en las Escrituras ciertamente se han ido. ¿Y qué pasa con la caballerosidad en la política? Incluso en la Iglesia, la arrogancia de aquellos que se niegan a someterse a Cristo y a Sus palabras en las Escrituras parece estar en su apogeo. Abundan los falsos maestros, y muchos de ellos están sentados en lo alto de los pedestales de sus mega-iglesias. ¿Dónde está Dios en medio de todo esto? ¿Siquiera le importa?

En realidad, Dios es ilustrado riéndose de los impíos mientras ellos conspiran contra los justos (v. 12). Ahora bien, esto no significa que Dios esté tomando tales asuntos a la ligera; más bien, Dios se está riendo de aquellos que piensan que son más fuertes que Él, que piensan que lastimar a los justos y sus causas en realidad lo lastima a Él. En otro lugar, se representa a Dios riéndose en el Salmo 2, burlándose de aquellos que piensan que algún día tendrán la oportunidad de juzgarlo, burlándose de sus débiles intentos de derrocarlo. ¿Por qué Dios se ríe de ellos? Él conoce el fin designado de ellos, habiendo ya decretado su destrucción eterna. El punto aquí es que el pueblo de Dios nunca debe agonizar por personas malvadas aparentemente dominando al pueblo de Dios. El pueblo de Dios debe confiar en que Dios tiene todos los asuntos bajo Su control. La mismísima espada que los enemigos de Dios llevan en sus corazones y manos, los matará un día. "Penetrará en su propio corazón, y sus arcos serán quebrados" (vv. 14-15).

En los vv. 16-17, el salmista esencialmente les está diciendo a las personas justas perseguidas por los malvados, que deben tener fe, fe en que Dios los ve, los escucha y, en última instancia, les hará justicia. Pudieran poseer poco, e incluso pueden estar bajo el brazo fuerte de los injustos, un dolor duradero similar al de los judíos en el Holocausto o a los cristianos bajo los comunistas en las décadas de 1940 y más allá. Pero es mejor ser justo y tener poco que ser injusto y poseer mucho. El destino de estos últimos es que su fuerza ("brazos") será quebrada; el destino de los primeros es que el Señor Dios Todopoderoso los "sostiene".

Los vv. 18-20 dan una idea de lo que Dios está haciendo y lo que hará: "Día a día el Señor cuida a los inocentes, y ellos recibirán una herencia que permanece para siempre. No serán avergonzados en tiempos difíciles; tendrán más que suficiente aun en tiempo de hambre. Pero los perversos morirán... desaparecerán como el humo" (NTV). Por lo tanto, para aquellos que disfrutan de su belleza, sus riquezas, su poder, su talento, o su inteligencia, sin pensar en Dios, ¡no hay esperanza! Lo más cerca que estarán del cielo es aquí mismo en la tierra. Sin embargo, para los justos, lo más cerca que estarán del infierno es aquí mismo en la tierra.

Los "impío[s] [que] pide[n] prestado y no paga[n]" (v. 21a) son aquellos que realmente tienen belleza, riquezas, poder, talento e inteligencia—todo en préstamo de Dios, prestado por Él. Sin embargo, no pagan en el sentido de que se niegan a dar gloria a Dios. Por otro lado, está "el justo [que] es compasivo y da" (v. 21b). Aquí está la promesa de Dios con respecto a ellos: "Los bendecidos por el Señor poseerán la tierra, pero aquellos a quienes él maldice, morirán" (v. 22, NTV).

Algo para reflexionar

P. C. Craigie resume todo esto muy bien: "¿Por qué debería adoptarse la moralidad, cuando es evidente que las personas malvadas parece que les va bien en este mundo?... A corto plazo, los malvados parecen prosperar, mientras que los justos muy a menudo parecen sufrir a manos de ellos. Pero es a largo plazo lo que cuenta, y a largo plazo la única satisfacción verdadera se encuentra en la justicia que es el sello distintivo de quien vive en relación con el Dios vivo".