Hebreos 3:15-19 ― El atroz pecado de la incredulidad
Título: El atroz pecado de la incredulidad
Fecha: 24 de octubre de 2025
Autor: Dr. D. Lance Waldie (Pastor ― Iglesia Bíblica Harvest)
Pasaje
bíblico de estudio: Hebreos
3:15-19 ― 15 en cuanto se dice: Si oís hoy su voz, no
endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación. 16 Porque
¿quiénes, habiendo oído, le provocaron? ¿Acaso no fueron todos
los que salieron de Egipto guiados por Moisés? 17 ¿Y
con quiénes se disgustó por cuarenta años? ¿No fue con aquellos que pecaron, cuyos
cuerpos cayeron en el desierto? 18 ¿Y a quiénes
juró que no entrarían en su reposo, sino a los que fueron desobedientes? 19 Vemos,
pues, que no pudieron entrar a causa de su incredulidad.
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COMENTARIOS:
Los
israelitas habían vivido en Egipto aproximadamente entre 1850 y 1450 a. C.,
siendo sometidos a esclavitud durante al menos la mitad de ese período. Después
de haber sido testigos del gran poder de Dios en las diez plagas que Dios
infligió a Egipto a través de Moisés, siendo la plaga final la muerte del
primogénito durante la Pascua, en 1446 a. C. Dios sacó a Israel de Egipto. Al
salir, Israel vio a Dios dividir las aguas del Mar Rojo y ahogar a sus
perseguidores egipcios en las aguas. Mientras viajaban por el desierto,
observaron a Dios dirigiéndolos con una nube durante el día y una columna de
fuego durante la noche, disfrutando diariamente de pan (llamado maná), el cual Dios
milagrosamente proveyó para el sustento de ellos. Del mismo modo, ellos disfrutaron
del agua que Dios les proporcionó de una roca para saciar su sed extrema.
Entonces, Israel vio a Dios de primera mano, prueba tras prueba de Su amor y
provisión por ellos. Sorprendentemente, ellos no confiaron en Dios, y quedaron
satisfechos solo temporalmente después de ver Sus obras poderosas. Los
israelitas de esa generación ilustran el corazón duro e incrédulo. Ante la
abrumadora evidencia del amor de Dios, ellos más tarde lo rechazaron y lo
despreciaron.
Ahora, por
tercera vez, el autor de Hebreos cita el Salmo
95:7-11 para hacer su punto. La primera vez que lo citó en 3:7,
fue una ilustración de la desobediencia de Israel en el desierto. La segunda
vez fue una simple referencia a "hoy", en 3:13,
para mostrar la urgencia necesaria para regresar a su compromiso anterior con
Cristo. Ahora, cuando el autor lo cita nuevamente en el v. 15, su exposición se
enfoca en rebeldía. Su punto es animar a la audiencia a prestar atención al
llamado de Jesús, enfatizando las terribles consecuencias de la desobediencia
que provienen de corazones endurecidos.
El autor
enfatizó su argumento con tres preguntas retóricas y una conclusión en los vv.
16-19. Su punto es que aquellos que no entraron en la Tierra Prometida de Dios,
Canaán, eran los mismos que habían escuchado la promesa de Dios sobre Canaán,
pero se negaron a confiar en Él (v. 19). Entonces, en Su furia, Dios cerró las
puertas de Canaán para esa generación (Núm.
14:21-35). A la audiencia se le dio esta ilustración porque estaban en
peligro de la misma rebeldía que sus antepasados cometieron 1500 años antes. El
autor concluye en el v. 19 que un corazón incrédulo ciertamente renunciará las
bendiciones de Dios. Y aquellos que se niegan a creer, solo pueden culparse a sí
mismos.
La rebeldía
de Israel es descrita por el autor con cuatro términos diferentes. Primero, el v.
16 dice que Israel "provocaron" a Dios ("hacer enojar"). En
segundo lugar, el v. 17 dice que Israel "pecaron" ("errar el
blanco"). En tercer lugar, el v. 18 dice que Israel "fueron desobedientes"
("negarse a creer"). En cuarto lugar, el v. 19 dice que Israel se
caracterizó por la "incredulidad" ("negarse a confiar").
Verdaderamente, Israel era como la cera que es naturalmente dura, pero se
derrite cuando se pone al calor. Pero una vez que se quita el calor, la dureza
regresa. Su carne era débil por el engaño del pecado. Necesitaban fe continua
para permanecer blandos, y la exhortación de otros creyentes, ¡al igual que
todos los cristianos de hoy!
Algo
para reflexionar
La
verdadera fe (salvación) no se puede perder. Es dada por Dios como un regalo, y
viene por Su gracia a través de nuestra fe en Cristo. Pero debemos continuar en
nuestra fe y perseverar hasta el fin (Mt.
13:20-21; Hch. 11:22-23; 13:43; 14:21-22) para demostrar que somos
verdaderos hijos de Dios. La salvación debe ser ejercitada “con temor y
temblor” (Flp.
2:12). Sí, somos "guardados por el poder de Dios", pero la forma
en que Dios nos guarda es "mediante la fe" (1
Pedro 1:5). Nuestra fe permanente debe perdurar/perseverar.