Hebreos 5:1 ― Jesús, ¿un sumo sacerdote?

Título: Jesús, ¿un sumo sacerdote?

Fecha: 10 de noviembre de 2025

Autor: Dr. D. Lance Waldie (Pastor ― Iglesia Bíblica Harvest)

Pasaje bíblico de estudio: Hebreos 5:1 ― Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en las cosas que a Dios se refieren, para presentar ofrendas y sacrificios por los pecados;

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COMENTARIOS:

En el contexto anterior, Jesús es representado como el "gran Sumo Sacerdote", uno que puede "compadecerse de nuestras flaquezas... tentado en todo como nosotros, pero sin pecado" (4:14-15). Como el "gran Sumo Sacerdote", Jesús es, por lo tanto, el único Mediador entre Dios y el hombre (cf. 1 Tim. 2:5), situado entre los dos para traer paz a través de Su sacrificio perfecto en la cruz, apaciguando la ira de Dios (cf. Rom. 5:1). Ahora se exhorta a todos los cristianos a venir con audacia/confianza ante el trono de la gracia de Dios para encontrar misericordia y gracia de Él en tiempo de necesidad.

En particular, en el judaísmo nadie podía acercarse al trono de Dios en el lugar santísimo del templo judío, excepto solo el sumo sacerdote. Todos los sacerdotes tenían que rastrear su linaje a través de Aarón, el hermano de Moisés de la tribu de Leví, según lo ordenado por Dios. Esta línea de hombres privilegiados que servirían en el tabernáculo/templo de Dios comenzó con Aarón alrededor del año 1450 a. C. y terminó en el año 70 d. C., cuando el templo judío fue destruido. Cuando lo fue, el judaísmo conforme al Antiguo Testamento también fue destruido. Porque sin un templo no podría haber sacerdocio que mediara entre Dios e Israel. Y sin un sacerdocio, no hay judaísmo. La humanidad, ya sea de Israel o de las naciones, no tiene esperanza sin un sacerdote divinamente designado para mediar entre Dios y el hombre.

Hebreos 5:1 retoma estas verdades del Antiguo Testamento. La traducción rígida de la LBLA en Hebreos 5:1, se presenta más claramente en la Nueva Traducción Viviente: "Todo sumo sacerdote es un hombre escogido para representar a otras personas en su trato con Dios. Él presenta a Dios las ofrendas de esas personas y ofrece sacrificios por los pecados". Cuando alguien en Israel quería adorar a Yahweh, traía "ofrendas" (gr. dōron) y "sacrificios" (gr. thusia) a los sacerdotes en el templo—ofrendas especificadas por Yahweh en la Torá—desde ofrendas de dinero y comida hasta sacrificios de sangre. Estas ofrendas se llevaban al sumo sacerdote, quien las llevaría a Yahweh como reconocimiento de sus pecados con la expectativa de que la sangre de sus animales expiaría sus ofensas, al morir en su lugar. Por lo tanto, este sumo sacerdote terrenal, según el Antiguo Testamento y Hebreos 5:1, era seleccionado y constituido por Dios "para presentar ofrendas y sacrificios por los pecados".

Notablemente, Dios no eligió ángeles para esta obra de sumo sacerdote; Él eligió a los hombres. Dado que los ángeles no pueden entender los problemas que enfrenta el hombre, ni pueden ser tentados como lo es el hombre, Dios designó a hombres para ministrar en nombre del hombre. Esto es importante en lo que se refiere a Jesucristo—Aquel que existía en la eternidad pasada, pero que se hizo hombre en el tiempo y el espacio (Jn. 1:1-2, 14). Esto fue para que Dios mismo pudiera experimentar los sufrimientos y tentaciones comunes a todos los humanos. Si Dios no se hubiera hecho hombre, no podría compadecerse con las debilidades del hombre. Mientras que Dios era inaccesible en el sistema del antiguo pacto, ya que estaba velado en el lugar santísimo del templo, y uno solo se acercaba a Él a través del sacerdocio, Jesucristo—Dios en carne—entró en el mundo de la humanidad y experimentó la humanidad, llevando al hombre a Dios por medio de Jesucristo.

Claramente, el sumo sacerdote no podría haber sido un hombre cualquiera. Tenía que ser designado por Dios. Nadie aspiraba a ser sumo sacerdote, ni siquiera Aarón, el primer sumo sacerdote. Dios escogía a sumos sacerdotes para servir (Éx. 28:1). Aquellos que buscaron legitimidad para este cargo y exigieron democracia, como Coré, Datán y Abiram en Números 16, pagaron con sus vidas. Así fue con Cristo. Él fue elegido por Dios. Ningún mesías elige ser el Mesías. Él es designado como tal, como lo fue Jesús. Por eso, así como el sumo sacerdote terrenal fue escogido por Dios, también lo fue nuestro eterno Sumo Sacerdote celestial.

Algo para reflexionar

Charles Swindoll escribe: "Como nuestro gran Sumo Sacerdote, Jesucristo media entre Dios y nosotros, intercediendo continuamente por nosotros. Ya no tenemos necesidad de un sacerdote humano frágil y mortal que presente nuestra causa ante Dios, que ofrezca sacrificios por nosotros, o que nos represente. Debido a nuestra relación personal con el Sumo Sacerdote celestial, podemos acercarnos a Dios por medio de Él. Podemos confesarle nuestros pecados, llevarle nuestras necesidades, y presentarle nuestras peticiones. Y lo más importante, nuestro Sumo Sacerdote no es un subordinado—una mera criatura finita que necesita su propio mediador o tiene que hacer frente a sus propios pecados. Él es el Hijo eterno que ha añadido a Su plena divinidad una humanidad perfecta. Él es superior como nuestro Sumo Sacerdote".