Hebreos 6:4-6 ― ¿Hora de decidir?

Título: ¿Hora de decidir?

Fecha: 27 de noviembre de 2025

Autor: Dr. D. Lance Waldie (Pastor ― Iglesia Bíblica Harvest)

Pasaje bíblico de estudio:  Hebreos 6:4-6 ― Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y le exponen a la ignominia pública.

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COMENTARIOS:

En un pasaje controvertido como este es importante señalar qué no se está enseñando. Este pasaje no enseña que la salvación pueda perderse. El autor escribía a judíos convertidos que formaban parte de la Iglesia primitiva, la cual estaba formada tanto por verdaderos creyentes que habían entregado sus vidas a Cristo como por falsos creyentes que estaban entre los creyentes de la iglesia. Los falsos se habían apartado del judaísmo sin realmente llegar a ser cristianos. No hicieron nada con Jesús; su ociosidad los hizo volverse tardos/apáticos. Así que identificar al público es clave para entender la intención del autor. Al fin y al cabo, en todas las iglesias del mundo hoy en día hay tanto creyentes verdaderos como falsos. Los verdaderos cristianos entregan sus vidas a Cristo y viven para Él. Los falsos creyentes no lo hacen. Su final se parecerá a los que Jesús reprendió en Mateo 7:21-23.

La salvación es un regalo de Dios, un don que Él nunca tomará de vuelta. Dios mismo escribió el Libro de la Vida mucho antes de que la tierra y las personas fueran siquiera creadas (Ap. 13:8; 17:8). Este libro contiene los nombres de todos Sus elegidos. Ese libro no está siendo editado—ni quitando ni agregando. La salvación es eterna y no puede perderse (cf. Jn. 10:26-30; Rom. 8:31-39; Efe. 1:13-14).

Como un niño al borde de un trampolín a punto de saltar por primera vez, la audiencia judía a la que se dirigía el autor se encontraba en una posición en la que necesitaba tomar una decisión respecto a su fidelidad a Jesucristo—crecer en su fe (6:1-3). Habiendo vivido tanto tiempo en el sistema levítico del Antiguo Testamento de sombras, imágenes, y ABC espirituales, estos judíos tenían una tendencia hacia volver a su vida anterior. Pero volver a esa vida y rechazar a Cristo sería un error fatal. El tabernáculo, el sacerdocio, y las ofrendas apuntaban a Jesús en Su persona y obra. Pero estas eran meras imágenes de Cristo, enseñanzas elementales sobre Él. El autor les llamó a dejar las imágenes de Cristo y mirar al verdadero hombre Jesús, que es Dios encarnado.

Considerar los judíos a quienes Jeremías profetizó. Después de darles amplias oportunidades para arrepentirse y volver a Dios, y después de que le rechazaran continuamente, Dios finalmente le dijo a Jeremías que dejara de orar por ellos (7:16; 11:11, 14; 14:11-12). ¡Dios había terminado con ellos! Del mismo modo, los fariseos, tras haber visto de primera mano al Mesías, negaron abiertamente a Jesús y atribuyeron Sus actos al diablo (Mt. 12:24). ¿Fue esta la blasfemia del Espíritu Santo (12:30-32; Mc. 3:20-30), el pecado eterno? Esto es debatible, pero si es así, entonces atribuir las obras de Jesucristo al diablo es una señal clara de alguien que tiene el conocimiento suficiente para la salvación pero renuncia a ella.

Hoy en día, las personas que asisten regularmente a una iglesia evangélica están en la misma situación. Han sido iluminados una y otra vez, semana tras semana. Pero no entregan sus vidas a Cristo. Al no hacerlo, se vuelven tardos para oír y corren el riesgo de naufragar su fe.

Este pasaje no está hablando de cristianos que caen en pecado, retroceden, y luego se arrepienten de sus pecados. La mayoría de los cristianos hacen eso en algún momento de sus vidas, a veces de forma repetida. Este pasaje se dirige a quienes se les ha presentado adecuadamente la persona de Jesucristo y supuestamente han depositado su fe en Él. Pero al no nutrir su fe, posteriormente le rechazan como Señor y Cristo. Aunque afirman tener fe en Él, corren el riesgo de apostatar—de finalmente apartarse de la fe. Esto incluye a quienes nunca hacen realmente una profesión de fe en Cristo pero que han entendido claramente la presentación del evangelio. Estas personas no tienen forma de volver a la fe una vez que han rechazado a Cristo abiertamente, tras haber recibido una presentación adecuada del evangelio.