Hebreos 6:7-8 ― ¿Buena tierra, o tierra que no vale nada?

Título: ¿Buena tierra, o tierra que no vale nada?

Fecha: 28 de noviembre de 2025

Autor: Dr. D. Lance Waldie (Pastor ― Iglesia Bíblica Harvest)

Pasaje bíblico de estudio:  Hebreos 6:7-8 ― Porque la tierra que bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella y produce vegetación útil a aquellos por los cuales es cultivada, recibe bendición de Dios; pero si produce espinos y abrojos no vale nada, está próxima a ser maldecida, y termina por ser quemada.

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COMENTARIOS:

En esta parábola, los versículos 7-8 ilustran los versículos 4-6. La tierra que utiliza la lluvia que cae sobre ella produciendo un cultivo útil para quienes lo comen, es bendecida por Dios (v. 7). Esto ilustra a quienes han escuchado el evangelio de Jesucristo, han puesto su fe eterna solo en Él para la salvación, y crecen continuamente en su fe (cf. 2 Pe. 1:5-7). Estos creyentes están seguros de su salvación, y el fruto de sus vidas es visto por todos—igual que un campo que produce cosechas después de que las lluvias han caído sobre él, y después de que ha sido labrado/cultivado por quienes se benefician de él.

La ilustración funciona en ambos sentidos según el v. 8. Porque tierra sobre la cual cae lluvia y es cultivada, pero no da fruto, no tiene valor. Es como un equipo que invierte millones de dólares en un atleta con gran potencial pero que nunca cumple con las expectativas. Posteriormente, el deportista es apartado del equipo para reducir pérdidas económicas. Esto ilustra al pecador que escucha el mensaje evangélico de salvación. Quizá asista a la iglesia regularmente, escuche las Escrituras predicadas cada domingo, socialice con verdaderos creyentes, y entienda que el don de Jesucristo es la vida eterna. Pero rechaza a Jesús y vuelve a su vida anterior porque se desilusionó con el cristianismo, o simplemente decidió que dedicar su vida a Cristo no era su estilo.

Así, el v. 8 habla de tierra que recibe la misma lluvia que la tierra fértil en el v. 7, pero solo produce espinos y abrojos en lugar de fruto comestible. El pasaje enseña que personas como este tipo de tierra están "próxima a ser maldecida". Esto es pertinente porque cuando el pecado del hombre hizo que la tierra fuera maldecida, Dios le dijo a Adán que la tierra produciría "espinos y abrojos" (Gén. 3:18). Si este pasaje es un paralelo, entonces prueba que los "creyentes" ociosos están en pecado, ya sea que se queden quietos o que apostaten abiertamente, y sus vidas están maldecidas. Su destino final, como espinos y abrojos que no valen nada, es ser "quemados". Esto demuestra que aquí no se está hablando de cristianos.

Hay otros pasajes en la Biblia que hablan del mismo destino para falsos creyentes, y muestran que Hebreos 6:4-6 no es único. La parábola del sembrador que Jesús da (Mt. 13:1-9, 18-23; Mc. 4:1-20), y Su historia sobre la vid y los sarmientos (Jn. 15:5-6), muestran que quien no da fruto es quien no ha sido verdaderamente salvado. Por supuesto, Jesús dice a un grupo de personas en Mateo 7:21-23, que Él nunca los conoció, aun cuando le llamaron "Señor". Sus palabras hacia ellos fueron que eran practicantes "de iniquidad", a pesar de que le llamaban Señor.

El Apóstol Juan puede estar hablando de apóstatas en 1 Juan 5:16 cuando habla de un "pecado que lleva a la muerte". ¡Incluso les dice a sus lectores que no oren por ellos! Y el Apóstol Pedro dice esto en 2 Pedro 2:20-22: "Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera. Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado. Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: El perro vuelve a su propio vómito, y: La puerca lavada, vuelve a revolcarse en el cieno".

Algo para reflexionar

Bíblicamente, no se trata de si una persona puede perder su salvación. La pregunta es "¿quién tiene la salvación?" Que vayas a la iglesia y sepas quién es Jesús no te convierte en cristiano. Así que pregúntate qué terreno eres. ¿Tu vida produce un fruto acorde con la gracia de Dios? ¿O no produces más que frutos mundanos en consonancia con la maldición? ¿Eres alguien que crece en su fe, o tu fe carece de obras que conlleven adoración a Dios? (cf. Stg. 2:14-26).