1 Timoteo 1:18-19 ― Pelea la buena batalla

Título: Pelea la buena batalla

Fecha: 31 de diciembre de 2025

Autor: Dr. D. Lance Waldie (Pastor ― Iglesia Bíblica Harvest)

Pasaje bíblico de estudio:  1 Timoteo 1:18-19 ― 18 Esta comisión te confío, hijo Timoteo, conforme a las profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas pelees la buena batalla, 19 guardando la fe y una buena conciencia...

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COMENTARIOS:

El griego dice literalmente: "Yo pongo delante de ti esta comisión, hijo Timoteo". La "comisión" del v. 18 es una referencia a lo que Pablo dijo en los vv. 3-7, a saber, que Timoteo "instruyera a algunos que no enseñaran doctrinas extrañas". Aunque era una tarea difícil e incómoda, este mandato no era algo que Timoteo fuera incapaz de hacer; más bien, estaba "conforme a las profecías que antes se hicieron en cuanto a ti, a fin de que por ellas pelees la buena batalla". Esto significa que Timoteo había sido ordenado por Dios a través de Pablo a llevar a cabo tales tareas. Entonces, ¿a qué "profecías" se refiere Pablo?

En 4:14 Pablo insta a Timoteo a "no descuides el don espiritual que está en ti, que te fue conferido por medio de la profecía con la imposición de manos del presbiterio". Del mismo modo, en 2 Timoteo 1:6 Pablo le recuerda a Timoteo que "avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos". También la mención a hacer "la buena profesión en presencia de muchos testigos" (1 Tim. 6:12), puede referirse a las "profecías" como los dones espirituales de enseñanza y evangelización dados a Timoteo por su papel de pastor. Por lo tanto, Timoteo debía superar su naturaleza tímida (2 Tim. 1:7), hacer su trabajo, y lidiar con los falsos maestros en Éfeso.

Otra opción para la interpretación de las "profecías" de las que habla Pablo es que la frase podría traducirse como Pablo diciendo: "las profecías que me llevaron a ti". Esta opción asume que Pablo pudo haber estado orando por un sucesor de Bernabé (y de Juan Marcos, quien dejó de acompañarlos en Hechos 13:13), después de que él y Pablo se separaran (Hch. 15:36-41). Pablo más tarde eligió a Silas para acompañarlo en su visita a las iglesias que él y Bernabé habían plantado previamente, pero posiblemente también oró para que Dios lo llevara a alguien más. Esta opción apunta a que Pablo recibió una profecía sobre Timoteo similar a la dada a Ananías (Hch. 9:10-11, 17) y a Cornelio (Hch. 10:5-6). Así que, cuando Pablo llegó a Listra (Hch. 16), tal vez fueron las "profecías" las que llevaron a Pablo a Timoteo como respuesta a sus oraciones para reemplazar a Bernabé y a Juan Marcos.

Ya sea que se trata de profecías hechas sobre el futuro de Timoteo como pastor-evangelista fiel, o de profecías dadas a Pablo sobre Timoteo reemplazando a un anterior compañero de viaje, las profecías eran que Timoteo "peleara la buena batalla" (cf. 2 Cor. 10:3-4; 2 Tim. 4:7). Por supuesto, Pablo no estaba animando a su joven pupilo a agredir físicamente a falsos maestros, porque la guerra que los cristianos libran no es mundana; sus armas son divinas, no físicas. Pero la terminología que Pablo usa es claramente militar, describiendo a un soldado en guerra, típico de Pablo. Más tarde le dirá a Timoteo que sufra como un buen soldado de Cristo, que  solo se preocupa por agradar a Dios (2 Tim. 2:3-4; cf. 1 Tim. 6:12).

Mientras peleara la buena batalla, Timoteo había de ser encontrado "guardando la fe y una buena conciencia", algo en lo que otros habían fracasado y habían naufragado su fe (vv. 19b-20). Fe y buena conciencia son como dos caras de la misma moneda, siempre unidas entre sí (cf. 1 Tim. 1:5; 3:9). Una buena fe siempre acompaña a una buena conciencia, y viceversa. Del mismo modo, el fracaso en una de ellas resulta en el fracaso en la otra. Timoteo debía guardar ambas, al igual que todos los cristianos.

Algo para reflexionar

El Nuevo Testamento está lleno de duros ataques contra lo que es falso. Sus escritores llaman a los cristianos a amar a Dios y a amar a los demás, pero también nos llaman a luchar contra lo que es falso. Nuestra historia está rica de relatos acerca de santos que lucharon por la verdad. Conocían a Cristo y a la Biblia y, por lo tanto, estaban equipados para la batalla, algunos luchando hasta la muerte. Sirvieron con la conciencia tranquila. Uno de ellos escribió: "Una mala conciencia es la madre de todas las herejías". Así que, no podemos predicar "no hagas…" si somos hipócritas. Con el equipamiento de Dios, luchemos, y hagámoslo valientemente hasta la muerte.