Hebreos 6:9-12 ― Un buen pastor
Título: Un buen pastor
Fecha: 1 de diciembre de 2025
Autor: Dr. D. Lance Waldie (Pastor ― Iglesia
Bíblica Harvest)
Pasaje bíblico de estudio: Hebreos 6:9-12 ― 9 Pero
en cuanto a vosotros, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos
persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación. 10 Porque
Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que
habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún,
a los santos. 11 Pero deseamos que cada uno de vosotros
muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de
la esperanza, 12 a fin de que no seáis perezosos, sino
imitadores de los que mediante la fe y la
paciencia heredan las promesas.
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COMENTARIOS:
Cualquier predicador que se precie sabe que hay tanto creyentes
verdaderos como falsos en su audiencia. El autor de Hebreos fue uno de esos
pastores, pues se dirigía a su audiencia sabiendo que algunos eran verdaderos y
otros falsos. Aunque escribió con dureza en ocasiones (cf. 6:4-6),
parece estar seguro de que la posible apostasía que vio no fue extendida/generalizada,
sino limitada a unos pocos. A pesar de ello, claramente tenía en mente un
mensaje contundente para evitar que cualquier apóstata se lanzara de nuevo al
judaísmo, un salto del que sería imposible arrepentirse (6:6).
A partir de 6:9, el autor aflojó sus advertencias y quedó convencido de
que la grave situación que planteó en 6:4-8
no era el caso de la mayoría en su audiencia. Estaba convencido de que existían
"cosas que son mejores" respecto a ellos, cosas relacionadas con su
salvación en lugar de su apostasía. Después de todo, este grupo de judíos había
pasado por muchas dificultades desde el día en que dejaron el judaísmo para
seguir a Cristo. Soportaron sufrimientos,
humillaciones públicas, e incluso martirio por su fe. Inclusive habían aceptado
con gozo el despojo de sus bienes por su compromiso con Cristo (Heb.
10:32 y siguientes). El autor les estaba meramente exhortando mediante la
predicación bíblica a recordar lo que habían sufrido, pues Dios mismo nunca
olvidaría su obra ni el amor que una vez mostraron por Su nombre sirviendo a
otros que profesaban fe en Cristo.
Lo que el autor "deseaba" (gr. epithumeō) de la audiencia, en
lugar de recaer en la inútil religión del judaísmo, era "solicitud"/diligencia
(gr. spoudē). Epithumeō es un verbo griego fuerte que denota un deseo profundo,
revelando la preocupación apasionada del autor por "cada uno de
vosotros". Todos los buenos pastores aman su iglesia sin excepciones. En
segundo lugar, su llamado a que mostraran spoudē fue su exhortación a que
fueran tan fuertes en su fe en el presente como lo habían sido en el pasado
(cf. 10:32-34)—solícitos/diligentes.
Su diligencia a lo largo del tiempo les daría la plena seguridad de la
esperanza que tenían en Cristo (cf. 2
Pe. 1:5-10). Sin esa diligencia, no solo renunciarían a su bendecida
seguridad, sino que también podrían demostrar que eran falsos (cf. 6:4-8).
La diligencia en la fe consiste en estar ansioso por dar lo mejor de sí,
cuyo resultado produce una seguridad a prueba de volverse "perezosos"
(gr. nōthros; v. 12). Así que estos asistentes a la iglesia que posiblemente habían
retrocedido debían imitar a quienes les rodeaban y vivían su fe en Cristo a
diario, y quienes "mediante la fe y la
paciencia heredan las promesas". Para un judío, estas promesas eran para todos los que mostraban la
misma fe que su amado Abraham (cf. v.
13). Imitar a santos como él era lo único que les daría la seguridad de la
salvación que Dios tan amorosamente concede a los Suyos.
Algo para reflexionar
Hay clérigos y hay pastores. Los primeros tienen un trabajo; los últimos tienen pasión. El autor de Hebreos muestra que él era un pastor, alguien que realmente amaba al pueblo de Dios. Les amaba lo suficiente como para predicarles desde la Palabra de Dios, y les amaba tanto que les advertía severamente mientras les reprendía por su disposición a no hacer nada con Cristo. Predicaba la Biblia palabra por palabra, y demostró que estaba dotado no solo como maestro, como alguien con sabiduría y conocimiento, y como profeta, sino también como alguien con el don de la exhortación y el discernimiento. Su deseo más profundo era que el pueblo de Dios fuera diligente en su fe, así que les advertía mientras al mismo tiempo les animaba. Estas son cosas que todos deberíamos buscar en un pastor.