Mateo 2:1b-2 ― La estrella de Belén
Título: La estrella de Belén
Fecha: 23 de diciembre de 2025
Autor: Dr. D. Lance Waldie (Pastor ― Iglesia
Bíblica Harvest)
Pasaje bíblico de estudio: Mateo 2:1b-2 ― 1 …unos
magos del oriente llegaron a Jerusalén, diciendo: 2 ¿Dónde
está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque vimos su estrella en el
oriente y hemos venido a adorarle.
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COMENTARIOS:
Los magos "del oriente" (literalmente "de donde se
levanta (el sol)") parecen ser un remanente de gentiles temerosos de Dios
influenciados por las profecías de Daniel, que datan del siglo VI a. C. Al
llegar al pueblo, estaban "diciendo": ¿Dónde está el Rey de los
judíos que ha nacido? El tiempo verbal continuo indica que les hablaron a
muchos mientras buscaban. Ahora bien, aunque los judíos aún no conocían acerca
del nacimiento de Jesús, sus expectativas sobre un Mesías en ese tiempo eran
altas. Los historiadores romanos Suetonio, Tácito, y Josefo atestiguan que en
el siglo I existían expectativas generalizadas y entusiastas de un Mesías que
iba a nacer que gobernaría la tierra.
No se explica qué llevó a los magos a viajar a Jerusalén en busca del
Mesías, pero dado los tiempos, es evidente que el Espíritu de Dios los guiaba.
Incluso les dio una señal—una estrella. A lo largo de los años han surgido
muchas explicaciones no milagrosas para explicar esta estrella (por ejemplo,
Júpiter, el "rey de los planetas", brillaba intensamente; la
combinación de Júpiter y Saturno que formó el signo del pez; un meteorito; un
cometa; etc.). Sin embargo, ninguna de estas condiciones satisface, ya que son
todos fenómenos naturales. La "estrella" de Dios fue milagrosa. Pero,
¿qué era exactamente esa estrella?
Dado que la gloria del Señor es luz, es probable que la
"estrella" fuera solo una luz brillante. Al fin y al cabo, las
estrellas normales no se comportan como esta estrella—¡que aparecía, desaparecía,
y luego reaparecía sobre la casa de alguien! Es probable que la estrella de
Belén fuera la misma gloria que resplandeció alrededor de los pastores en Lucas
2:9. En el Antiguo Testamento, la gloria de Dios (la Shekinah) brillaba en
forma de luz oscura, Dios guiando a los israelitas en el desierto, "de día
en una columna de nube… y de noche en una columna de fuego" (Éx.
13:21). De igual manera, cuando Moisés subió al monte Sinaí, "A los
ojos de los hijos de Israel la apariencia de la gloria del Señor era como un
fuego consumidor sobre la cumbre del monte" (24:17). Este fue el mismo
lugar donde el rostro de Moisés quedó resplandeciente con la luz de la gloria
de Dios después de que Dios le permitiera echar un vistazo de Sí mismo (34:30).
En el Nuevo Testamento, Jesús nació como luz en las tinieblas (Jn.
1:5), porque Él es la Luz del mundo (8:12;
9:5), el Lucero de la Mañana (Lc.
1:78; Ap. 22:16)—la eterna luz celestial (Ap.
21:23). Cuando Jesús fue transfigurado, "Su rostro resplandeció como
el sol, y Sus vestiduras se volvieron blancas como la luz" (Mt.
17:2). En el camino a Damasco, Jesús se le apareció a Pablo y le rodeó con
"una luz del cielo" (Hch.
9:3), "más brillante que el sol" (26:13).
Del mismo modo, Juan vio el rostro de Cristo "como el sol que brilla con
toda su fuerza" (Ap.
1:16). A esto se suma que se habla del Mesías como una "estrella [que]
saldrá de Jacob" (Núm.
24:17), y parece que la estrella de Navidad fue una manifestación brillante
de "la señal del Hijo del Hombre" (Mt.
24:29-30; Ap. 1:7)—la gloria de Shekinah que se alza sobre la ciudad de
Belén dirigiendo a los magos hacia el Niño Jesús.
La estrella que los magos observaron mientras estaban en el oriente, a
mil millas de distancia, no se encontraba por ninguna parte cuando llegaron a
Jerusalén, donde reinaba Herodes. Claramente ellos no seguían la estrella, sino
que tuvieron que esperar hasta que se les informara del lugar de nacimiento del
Mesías para que reapareciera en los vv.
9-10. Cuando lo hizo, la siguieron. Estaban resueltos en su búsqueda de
encontrar a Cristo, pues vinieron a "adorarle". Esta palabra ilustra el
acto de caerse postrado en el suelo y besar los pies de quien es honrado. Sin
embargo, esto es a lo que el Espíritu de Dios les llevó a hacer, lo más
probable a través de las enseñanzas proféticas de Daniel. Ellos puede ser que
tuvieran un entendimiento espiritual limitado, pero tenían las Escrituras del
Antiguo Testamento que señalaban el lugar de nacimiento del Mesías (Miq.
5:2). Sus corazones buscaron a Dios, el cual había puesto en sus corazones
la voluntad de buscarle, y Él usó Su Palabra inspirada e inerrante para
guiarlos. Verdaderamente, "Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi
camino" (Sal. 119:105).
Algo para reflexionar
Por supuesto, Jesús es la Luz que brilla en las tinieblas (Jn. 1:5), la Luz del mundo (Jn. 8:12). Cuando Él fue transfigurado ante tres de Sus discípulos, Su rostro resplandeció (Mt. 17:2). Cuando el Apóstol Pablo llegó a la fe en Cristo, una luz brillante resplandeció a su alrededor y le cegó (Hch. 9:3; 26:13). Lo que Juan vio en la Revelación (Apocalipsis) de Jesucristo fue Su rostro brillando como el sol (Ap. 1:16), y en la eternidad Juan vio que no hay sol, solo la gloria de Dios que lo ilumina todo (Ap. 21:23). Jesús es así el "lucero resplandeciente de la mañana" (Ap. 22:16), y Su luz guía nuestras vidas (Sal. 119:105). Dios es en verdad una luz para las naciones (Isa. 42:6; 49:6).