Mateo 2:3-8 ― Herodes se encuentra con los magos

Título: Herodes se encuentra con los magos

Fecha: 25 de diciembre de 2025

Autor: Dr. D. Lance Waldie (Pastor ― Iglesia Bíblica Harvest)

Pasaje bíblico de estudio:  Mateo 2:3-8 ― Cuando lo oyó el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalén con él. Entonces, reuniendo a todos los principales sacerdotes y escribas del pueblo, indagó de ellos dónde había de nacer el Cristo. Y ellos le dijeron: En Belén de Judea, porque así está escrito por el profeta: «Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un Gobernante que pastoreará a mi pueblo Israel». Entonces Herodes llamó a los magos en secreto y se cercioró con ellos del tiempo en que había aparecido la estrella. Y enviándolos a Belén, dijo: Id y buscad con diligencia al Niño; y cuando le encontréis, avisadme para que yo también vaya y le adore.

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COMENTARIOS:

En el 40 a. C., los partos invadieron Palestina, y Herodes, que en ese momento era gobernador de Galilea, huyó a Roma. Al año siguiente, el propio Herodes, tras ser declarado rey de los judíos por Octavio y Antonio, invadió Palestina y expulsó a los partos para establecer su reinado. Así, cuando los magos aparecieron en Jerusalén—los hacedores de reyes de Partia—Herodes, "y toda Jerusalén con él", se "turbó". Al fin y al cabo, Herodes era un loco paranoico que mataba a cualquiera, incluidos sus propios hijos y esposas, a quienes creía una amenaza para su posición de poder. Debido a la historia de Herodes con los partos, lo más probable es que el pueblo de Jerusalén se turbó por los magos que motivarían a Herodes a otro furor, que llevaría a más matanzas sin sentido.

Aunque el número de magos según la tradición es tres, el texto no especifica su número real. Es posible que su comitiva incluyera tanto soldados como sirvientes, lo que lo convierte en un grupo mucho más numeroso. Si este fuera el caso, la paranoia de Herodes estaba justificada, pues los magos eran los hacedores de reyes de Partia—una nación que él expulsó de Palestina treinta años antes. Por ello, convocó a los líderes religiosos judíos para averiguar si sabían dónde había de nacer el Mesías profetizado. Él solo habría hecho esto si hubiera sabido que venía un Rey profetizado, y sin duda era consciente de las expectativas mesiánicas de los judíos. Él también sabía que los judíos no le reconocían como su rey legítimo, dado que él era descendiente de Esaú, no de Jacob.

Cuando los líderes religiosos señalaron a Belén como el lugar de nacimiento del Mesías prometido, a partir de Miqueas 5:2, 4, Herodes puso en marcha su plan malvado. Sin embargo, al citar la profecía de Miqueas, Mateo no la reporta como una cita palabra por palabra de Miqueas 5:2. Las últimas ocho palabras, de hecho, hacen eco de las palabras que los israelitas le dijeron a David en 2 Samuel 5:2: "... Y el Señor te dijo: «Tú pastorearás a mi pueblo Israel, y serás príncipe sobre Israel»". Además, en lugar de citar a Miqueas diciendo: "Belén Efrata", Mateo dice: "Belén, tierra de Judá". Es seguro que hizo esto para especificar los orígenes judaicos de Jesús, como hizo anteriormente en la genealogía de 1:1-17. Para justificar el uso liberal del Antiguo Testamento por parte de Mateo, R. T. France dice: "Este manejo relativamente libre y creativo del texto (no muy diferente al que se encuentra en los tárgums arameos contemporáneos) difiere poco de la práctica de muchos predicadores modernos que, si no leen directamente la Biblia, a menudo (probablemente de forma bastante inconsciente) citan un texto en una forma adaptada que ayuda al público a ver cómo el texto se relaciona con el argumento. Nadie se engaña y el procedimiento hermenéutico está bien comprendido. Las palabras de Miqueas se han aplicado adecuadamente, aunque no con la precisión literal que la época de la Biblia impresa hace posible".

Aunque aparentemente insignificante, Belén ya era legendaria en el sentido que era el lugar de sepultura de Raquel (Gén. 35:19), el lugar donde Rut conoció y se casó con Booz (Rut 1:22; 2:4), y la ciudad natal del rey David (1 Sam. 17:12, 15). Lo más importante es que era el lugar específico donde nacería el Mesías, según el profeta Miqueas del siglo VIII a. C. Ahora bien, después de que los líderes religiosos revelaran que Belén era el lugar de nacimiento del Mesías, Herodes se dio cuenta de que se profetizó un gobernante que vendría de allí y que pastorearía (es decir, guiaría) al pueblo de Dios Israel. Así que se puso a trabajar maquinando su siniestro plan. Llamó a los magos en secreto, primero para averiguar cuándo exactamente se les apareció la estrella, pues eso indicaría la edad del Niño. Luego, reveló a Belén, a cinco millas de distancia, como el lugar de nacimiento del Mesías. Seguidamente, él mintió y les dijo que él también deseaba encontrar y adorar al Niño; porque su plan no era adorar, sino asesinar al Niño. Más tarde, instruiría a sus soldados a que pasaran por Belén y mataran a todos los niños menores de dos años (2:16), aparentemente creyendo que podría frustrar el plan soberano de Dios de establecer a Su Rey profetizado que pastorearía a Israel.

Algo para reflexionar

La actitud de Herodes se asemeja a la de todos los incrédulos. Él estaba tan asustado ante la perspectiva de que Dios, o cualquier otro, gobernara su vida que llegó a extremos para asegurar su propio supuesto control. Por eso, y solo eso, es la razón sobre el por qué la gente rechaza a Jesús, incluso hoy en día. La perspectiva de someterse a Dios les resulta tan repugnante que ellos renunciarían a aquello que es eterno por aquello que es pasajero.