Solo la adoración apropiada servirá

Romanos 12:1: Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional.

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Habiendo establecido que la exhortación de Pablo en su apelación es urgente para creyentes en Cristo en vista de las misericordias de Dios, Pablo ahora presentará el mandato urgente que es adorar a Dios con el propio cuerpo. Ahora bien, esto habría parecido extraño a los gnósticos de la época, y a otros que creían que el cuerpo material era malo y que sólo el espíritu dentro del cuerpo era bueno. Estas personas creían que la carne era una tumba para el espíritu, y que nunca podría adorar a Dios.

Pablo, sin embargo, dijo, simple y llanamente: "presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo... a Dios". El verbo en este contexto significa "ofrecer; presentar; traer". Ahora bien, el cuerpo que ha de ser traído a Dios debe ser traído por la persona misma, y lo que trae no es simplemente su propia piel y huesos, sino todo su ser, que es simplemente una respuesta lógica a las misericordias de Dios. El cuerpo traído a Dios se describe como un "sacrificio" con tres adjetivos que describen el sacrificio: "vivo" (un participio adjetival), "santo", y "aceptable" a Dios. ¡Nada de adoración ritualista muerta, nada de dinero robado o insignificante, y nada que no sea aceptable para un rey terrenal! Mientras que los sacrificios del Antiguo Testamento eran llevados vivos al sacerdote, y posteriormente matados en el altar, los sacrificios del Nuevo Testamento continúan vivos, adorando perpetuamente a Dios en vista de Sus misericordias. Al igual que el sacerdocio del Antiguo Testamento, los que se salvan por la fe son un sacerdocio santo cuyo llamado es ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo (1 Ped. 2:5; Apo. 1:6; 5:10).

La palabra para "sacrificio" (gr. thusia) en el v. 1, es la misma palabra que se usa para la ofrenda que María ofreció por Jesús después de que nació, en Lucas 2:24, y es el mismo término que se usa en Efesios 5:2 para Cristo que se ofreció a Sí mismo como ofrenda a favor del hombre. En Romanos 12:1, se usa en referencia a la vida de los creyentes como ofrenda a Dios. Mientras que Hebreos 13:15 habla de los cristianos dando a Dios el sacrificio de alabanza, Romanos 12:1 habla del sacrificio de la persona misma. Esa persona debe ser "santa", un término que habla de una vida separada de, y no manchada por, el mundo, y "aceptable" a Dios. Este término en el Nuevo Testamento se usa casi exclusivamente para referirse a las obras que agradan a Dios o a Cristo (cf. Fil. 4:18; 2 Cor. 5:9; Efe. 5:10; Col. 3:20; Heb. 13:21). De manera similar, en Tito 2:9 los esclavos deben comportarse de una manera que sea aceptable para sus amos. Cuando los creyentes se dan cuenta de que no se pertenecen a sí mismos, sino que le pertenecen total y completamente a Dios a través de Cristo, se convierten en sacrificios vivos y, por lo tanto, ofrecen sus vidas y su conducta como adoración espiritual.

En Génesis 4:1-5, tanto Caín como Abel presentaron ofrendas a Dios para adoración, porque incluso Caín tenía consideración por su Creador. Pero, lamentablemente para Caín, Dios no estaba complacido con su adoración, contemplando el sacrificio de Abel pero sin tener en cuenta el de Caín. Aunque sus ofrendas se desconocen, lo que sí se sabe es que nada menos que lo mejor del pueblo de Dios será aceptable para Dios.

Algo para reflexionar

Muchos cristianos hoy en día se sienten frustrados por su incapacidad de tener la victoria sobre el pecado en sus vidas, y en lugar de sentirse victoriosos sobre los pecados personales, se sienten derrotados por ellos. Algunos se entregan a cosas como teología carismática, intentando hablar en lenguas, ser profetizados, o ser muertos en el espíritu, por así decirlo. Algunos de los que incursionan en estas cosas son persuadidos por un avivamiento emocional interno, y creen que están curados. Pero estas prácticas son egoístas, y simplemente intentan aprovecharse del Todopoderoso para beneficio personal. Sin embargo, la victoria espiritual y el verdadero gozo no se encuentran en tratar de obtener todo lo que podamos de Dios, sino en darle todo lo que somos y todo lo que tenemos. Asistir a conferencias, seminarios, y estudios bíblicos en la iglesia son buenos en sí mismos, pero a menos que el corazón de uno esté inclinado a dar más a Dios en lugar de recibir más de Él, estas actividades solo producirán una mayor frustración, porque la victoria se encuentra en ofrecer servicio a Dios.