Romanos 16:10b-13: Hombres y mujeres cristianos influyentes
Romanos 16:10b-13: 10 ...Saludad a los de la casa de Aristóbulo. 11 Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, que son del Señor. 12 Saludad a Trifena y a Trifosa, obreras del Señor. Saludad a la querida hermana Pérsida, que ha trabajado mucho en el Señor. 13 Saludad a Rufo, escogido en el Señor, también a su madre y mía.
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En los vv. 11-15 dos familias/casas son saludadas, las
cuales eran parte de la corte imperial—cinco personas por su nombre, y una
madre anónima que Pablo dice que era como una madre para él. En primer lugar,
está la "casa de Aristóbulo". No se da ningún saludo a Aristóbulo
específicamente, por lo que o bien había fallecido, o no era cristiano. J. B.
Lightfoot sugiere que este Aristóbulo era hermano de Herodes Agripa I, nieto de
Herodes el Grande. Esto habría hecho de él alguien cercano al emperador
Claudio, aunque en el momento de Pablo escribir, Claudio había sido sucedido
por Nerón. Si este era ese Aristóbulo, y de hecho hubiese muerto, entonces
todas sus pertenencias—esposa, esclavos, e hijos incluidos—habrían pasado a ser
propiedad de Claudio, aunque todavía se le habría referido como la casa de
Aristóbulo. Tal vez la casa de Aristóbulo, ahora en Cristo, era parte de la
casa imperial de Claudio, ahora transferida al emperador Nerón—¡cristianos en
la casa de Nerón!
El segundo saludo fue para "Herodión, mi pariente".
Como "pariente", Herodión era o bien judío como Pablo, o un pariente
consanguíneo real. Además, dado que "Herodión" estaba relacionado con
la dinastía de Herodes, esto podría asociarlo con la casa de Aristóbulo
mencionada anteriormente.
Un tercer saludo fue para otra casa, la de Narciso. Ahora
bien, debido a la proximidad de los saludos de la familia imperial en los vv.
10b-11, J. B. Lightfoot ha demostrado que, al igual que Aristóbulo, Narciso era
un estrecho colaborador del emperador Claudio, tal vez su secretario. Como
hombre de gran riqueza, Lightfoot sugiere que esto fue el resultado de los
muchos sobornos que él aceptó para conceder acceso al emperador.
Sorprendentemente, su casa, no necesariamente el propio Narciso, eran
cristianos y conocidos por el Apóstol Pablo, quien les envió saludos. Si es
así, entonces es muy posible que ellos hayan sido aquellos a los que Pablo
saluda aquí que eran "de la casa del César", y que se unieron a Pablo,
cuando estaba encarcelado en Roma, para enviar saludos a la iglesia de Filipos
(Fil.
4:22).
En el v. 12 saludos son enviados a Trifena ("delicada")
y Trifosa ("refinada"). Sus nombres apuntan a que eran mujeres de
clase alta. Sin embargo, como "obreras", es posible que hayan
renunciado a sus vidas lujosas para dedicarse a realizar labores fatigosas por
la causa de Cristo. De manera similar, Pablo saludó a Pérsida (probablemente persa)
a quien llamó "querida", quien también había "trabajado mucho en
el Señor".
En el v. 13 Rufo es saludado y llamado "escogido en el
Señor". Puesto que todos los cristianos son escogidos (Rom.
8:29), Pablo está llamando a Rufo "escogido", o extraordinario,
conocido por sus obras en Cristo. En particular, en el Evangelio de Marcos,
escrito en Roma después de que Pablo escribiera Romanos, Marcos menciona a un
tal Simón de Cirene (África del Norte) que fue convocado para llevar la cruz de
Jesús al Gólgota. Marcos añade que él fue el "padre de Alejandro y
Rufo" (Mc.
15:21). Ahora bien, Marcos, escribiendo después de que Pablo escribió a
Roma, quizás incluyó esta advertencia porque Rufo era conocido en Roma. Así,
parece que Simón de Cirene llegó a la fe en Cristo junto con su esposa, "su
madre y mía", a quien Pablo también saludó. Tal vez ella ayudó a Pablo en
sus ministerios, y actuó como lo haría una madre con él. Parece que Simón de
Cirene, cargando la cruz de Jesús, quedó muy impactado por la forma en que Dios
lo seleccionó para tal obra. Luego, su descendencia, más tarde, impactó
grandemente a Pablo.
Algo para reflexionar
Dios obra de muchas maneras para infiltrarse en el mundo con
Su pueblo. Él planta en gobiernos paganos a Sus hijos escogidos, y observa cómo
sus semillas crecen y se convierten en cristianos influyentes en el medio de regímenes
paganos. También toma a personas que solo están de paso, como Simón de Cirene,
y les cambia la vida en un abrir y cerrar de ojos. Sus semillas se transmiten a
sus hijos, y nacen hombres como Rufo que se destacan entre los demás. ¡Que Dios
haga que nuestra semilla florezca poderosamente también en Cristo!