Romanos 16:21-23 --- Los siervos de Dios, grandes y pequeños

Romanos 16:21-23: 21 Timoteo, mi colaborador, os saluda, y también Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes. 22 Yo, Tercio, que escribo esta carta, os saludo en el Señor. 23 Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia, os saluda. Erasto, el tesorero de la ciudad, os saluda, y el hermano Cuarto.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

 

En los vv. 21-23 Pablo ahora envía saludos de aquellos que están con él en Corinto, donde escribió. Timoteo es el primero mencionado, a quien Pablo llama "mi colaborador". Un pupilo de Pablo, este joven se unió a Pablo y Silas en la segunda misión de Pablo (Hch. 15:40-18:21). Habiendo viajado a Filipos con Timoteo, Pablo le recordó a la iglesia acerca de él: "vosotros conocéis sus probados méritos, que sirvió conmigo en la propagación del evangelio como un hijo sirve a su padre" (Fil. 2:22). A los corintios y a los tesalonicenses, Pablo elogió, alabó, y dio gracias por Timoteo (1 Cor. 4:17; 16:10-11; 1 Tes. 3:2), y en las dos cartas que escribió a Timoteo, Pablo lo elogió numerosas veces. Timoteo fue, en resumen, un amigo fiel de Pablo.

El segundo saludo, de Lucio, podría ser el hombre de Cirene en Hechos 13:1, enumerado entre los profetas y maestros de Antioquía de Siria. Posiblemente estuvo entre los cristianos judíos de Chipre y Cirene que predicaron a los gentiles en Antioquía frente a la persecución (Hch. 11:19-21). Es posible que Lucio pudiera ser de hecho Lucas, el escritor del Evangelio, que acompañó a Pablo en muchos de sus viajes, al que se hace referencia en todo el libro de Hechos. En otros lugares, Pablo llamó a Lucas "el médico amado" (Col. 4:14), pero deletreó su nombre Lukios (2 Tim. 4:11; Filem. 24). O podría ser que Lucio (v. 21) era la ortografía preferida de Tercio, el secretario de Pablo en el v. 22.

El tercer y cuarto saludo son de Jasón y Sosípater, a quienes Pablo llama "mis parientes". Jasón era un creyente judío en Tesalónica que recibió a Pablo en su casa, y que, como resultado, fue llamado ante las autoridades de la ciudad acusado de sedición (Hch. 17:1, 5-9). Sópater (abreviatura de Sosípater) podría ser el mismo hombre al que se hace referencia en Hechos 20:4-6, de Berea, una cohorte de Pablo que se encontró con él en Troas después de que salió de Éfeso. Puesto que los bereanos "eran más nobles que los de Tesalónica", Pablo tenía en gran estima a Sópater entre sus congregantes (Hch. 17:10-12).

Un quinto saludo fue de Tercio, que era el secretario de Pablo, o amanuense, el transcriptor de Romanos. El uso de un secretario era común para Pablo y otros de la literatura antigua, sin embargo, Pablo sí escribió de su puño y letra en ocasiones, especificándolo cuando lo hacía (cf. 1 Cor. 16:21; Gál. 6:11). Lo hizo en momentos en que la autenticidad de la autoría de sus epístolas lo exigía.

Un sexto saludo vino de Gayo, quien estaba hospedando a Pablo, así como a toda una iglesia en Acaya donde Pablo escribió Romanos. Gayo estaba entre los creyentes de Corinto de Acaya que llegaron a la fe en Cristo a través de la predicación de Pablo, y fue uno de los dos hombres de esa iglesia a quienes Pablo había bautizado personalmente (cf. 1 Cor. 1:14). Algunos han especulado que Gayo es el mismo "Ticio Justo, que adoraba a Dios, cuya casa estaba junto a la sinagoga" en Corinto (Hch. 18:7). De ser así, su nombre romano completo habría sido Cayo Ticio Justo.

Un séptimo saludo fue de Erasto, el tesorero de la ciudad de Corinto. Erasto, un nombre de esclavo, debe haber sido un hombre de alta consideración e importancia política para haber ocupado ese cargo. El suyo era un nombre común en aquellos días, por lo que puede que no sea el mismo Erasto mencionado en Hechos 19:22, o en 2 Timoteo 4:20. Un último saludo vino de Cuarto, de quien no se sabe nada.

Algo para reflexionar

Desde Timoteo, del cual se sabe mucho, hasta Cuarto, del cual no se sabe nada, todos nosotros somos conocidos de diversas maneras y tenemos diferentes roles en el Reino de Dios. Mientras que algunos se vuelven famosos, la mayoría de nosotros permanecemos en el anonimato. ¡Sin embargo, Dios nos conoce a todos! Todos tenemos un papel que desempeñar, una tarea que cumplir en la Tierra de Dios y en el Reino de Dios. Que podamos servir fielmente con nuestro tiempo y dones.