Hebreos 3:7-11 — ¿Entrarás en el reposo de Dios?
Hebreos 3:7-11 — 7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz, 8 no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, como en el día de la prueba en el desierto, 9 donde vuestros padres me tentaron al ponerme a prueba, y vieron mis obras por cuarenta años. 10 Por lo cual me disgusté con aquella generación, y dije: «siempre se desvían en su corazón, y no han conocido mis caminos»; 11 como juré en mi ira: «No entrarán en mi reposo».
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Los vv.
7-11 están conectados con 3:1-6 porque "por lo cual" en
el v. 7 explica lo que se acaba de decir. Estos versículos explican
específicamente el significado de 3:6 que dice: "...cuya casa somos nosotros, si
retenemos firme hasta el fin nuestra confianza y la gloria de nuestra esperanza”. Esto necesita explicación porque
parece en la superficie que la salvación es algo que se pierde y que se
necesitan buenas obras para que uno mantenga la salvación. Sin embargo, la
explicación enseña todo lo contrario. La salvación no es algo que se pierda, o que
se pueda perder. Es algo, sin embargo, que se puede medir, y la medida de la
verdadera salvación consiste en la fidelidad a Cristo sin importar el costo.
Para
probar su punto, una vez más el escritor se refiere a las Escrituras judías (el
Antiguo Testamento) citando el Salmo 95:7-11, el cual reflexiona sobre Números 13-14. La epístola a los Hebreos les está
hablando a los judíos que habían confiado en Jesús como su Cristo, pero que
estaban considerando volver al judaísmo—la Ley
Mosaica. En Números 14, Israel había sido instruido, poco
después de ser liberado milagrosamente de la esclavitud en Egipto, de avanzar
sobre los habitantes de Canaán (Palestina moderna) y hacer guerra contra ellos.
Israel entonces entraría en esa Tierra Prometida y confiaría en que Dios los
guiaría en la victoria a pesar de las probabilidades físicas en su contra. A la
luz de esta aparente imposibilidad, Israel se acobardó y se negó a avanzar,
siendo abrumado por la tarea de derrotar a los fuertes cananeos. En esencia, no
creyeron en Dios a pesar de que habían sido testigos de Sus grandes poderes en
Egipto a través de las plagas, en el desierto por Su presencia tanto de día
como de noche yendo delante de ellos, y en el monte Sinaí cuando Dios le dio la
Ley a Moisés durante un período de 40 días. Habían visto la gloria del Señor,
habían sido liberados por Él, y alimentados por Él. Sin embargo, dudaron de Él.
Así que
Israel en los días de Moisés se apartó del Señor—después de
confiar inicialmente en Dios durante la Pascua cuando Él los liberó
milagrosamente de la esclavitud egipcia (Éxodo 12). Este fue el mismo pecado que el
autor de Hebreos le advirtió a su audiencia que evitara. Citando el Salmo 95:7-11, y atribuyendo estas palabras al
"Espíritu Santo", les advirtió a estos conversos judíos que desviarse
del Señor después de afirmar que confiaban en Él, tendría consecuencias
desastrosas. En otras palabras, si Dios disciplinó a los israelitas por
apartarse de Él después de ver Sus poderosas obras, y los hizo morir en el
desierto en el transcurso de 40 años por su incredulidad, Él no haría menos con
los llamados cristianos judíos que podrían optar por regresar al judaísmo.
El tema de
todo esto es "reposo". Los israelitas que no confiaron en Dios en el
desierto en 1450 a. C. murieron sin entrar en la Tierra Prometida donde se
prometió "reposo". Del mismo modo, los cristianos profesos que se
apartan de su supuesta fe renunciarán a su "reposo" eterno en el
cielo con Jesucristo. Esta es la ilustración del Antiguo Testamento en el v. 6:
"cuya casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin nuestra
confianza y la gloria de nuestra esperanza". En resumen, los cristianos
son verdaderos creyentes si continúan en la fe, no si la abandonan.
Algo
para reflexionar
¿No es
sorprendente cómo la gente de hoy trabaja duro para poder descansar y
eventualmente relajarse en la jubilación? Eso es bueno para ellos, pero siempre
termina eventualmente en la muerte. El verdadero reposo—el reposo eterno, es solo para los creyentes en Cristo que se
caracterizan por la fiel profesión de Cristo hasta el final de sus días. Son
audaces con sus palabras, seguros en su fe, y seguros de su salvación final.
Entonces, si profesas fe en Cristo, ¡perdura/resiste en tu fe! Crece en ella.
Persevera en ella.